Santo Domingo.-El incorrecto manejo que se le ha dado al caso de la desaparecida niña Carla Massiel Cabrera, queriéndola vincular con la teoría de que se trata de tráfico de órganos, podría costarles la vida a muchas personas que esperan un donante para ser trasplantado.
El director del Instituto Nacional de Coordinación de Trasplante (Incort), Fernando Morales Billini, detalla que todos los años hay de 180 a 200 pacientes nuevos con insuficiencia renal y que además necesitarán diálisis o un nuevo órgano para ser trasplantados.
“De esos 200 pacientes nuevos todos los años la mitad mueren sin llegar a un médico y el otro 50 % fallece durante el primer año de diálisis”, expone el especialista.
El trasplante renal es el tratamiento idóneo, ya que reintegra a los pacientes a la vida laboral y social activa.
Al proseguir con los detalles, indica que 600 personas al año esperan por un trasplante de hígado.
“La clínica de cirrosis hepática del Centro de Gastroenterología de la Ciudad Sanitaria tiene entre 250 y 350 pacientes hepáticos que se van reponiendo anualmente”, indica.
En tanto que en los hospitales José María Cabral y Báez en Santiago, y Francisco Moscoso Puello “hay otros tributarios de un trasplante hepático”.
Pero el conteo no se detiene, y Morales Billini cita que con la enfermedad constrictiva pulmonar “hay más de cien pacientes aquí que andan con su maquinita de oxígeno hasta que el cuerpo aguante”.
Y del corazón hay más de 200 anuales, “cuando se suman estos, nosotros tenemos por enfermedad orgánica terminal entre 2,300 a 2500 muerte anuales”.
Esto lo compara con las reducidas muertes que genera “el virus del Zika, la chikungunya, el dengue y la malaria. Y son pacientes que tienen una muerte silente. Mueren alrededor de una familia enferma de impotencia, arruinada” .
Pidió a la población y a las autoridades que se imaginen a “un padre, un hijo o un hermano en una situación así.
Lo peor que este tipo de información a quien lesiona es a este tipo de familia, que para donar los órganos de algún familiar necesita tener la confianza de que ese programa de donación y trasplante en el país funciona. Que es bueno, que es justo, equitativo, que no hay intermediación económica. Este tipo de mala información le hace un daño inmenso”.
Morales Billini explica que para que se entienda la magnitud del daño que se le hace a este programa, en el año 2014 el Incort logró realizar 89 trasplante renales, 8 de hígado y dos de corazón, casi cien trasplantes orgánicos en ese año.
“Nuestro país, en el foro mundial de trasplante de órganos, que revisa todos los datos, la República Dominicana cae en el lugar número 45 en donación y trasplante.
Estas cosas no se conocen bien en el país. Estamos en un mundo donde hay algunas distorsiones en las prioridades”, resalta.
Sostiene que para esta nación eso es “muy alto”.
El año pasado, dice Morales Billini, esperaban una mejoría, pero se presentó la crisis de los medicamentos protegidos y de alto costo, para enfermedades catastróficas.
“Las casas farmacológica incitando a los pacientes hacer piquetes. La primera gran crisis informativa fue el año pasado.
Y a cuánto bajó la donación, solo se realizaron 31 trasplantes en el año entero. Estos son los resultados. Por eso es que estamos saliendo a la palestra pública”, insiste. Resalta que tienen a más de 120 personas en lista de espera.
“Esto se maneja en un programa o software indolente”, indica. Explica que todo el que entra a la lista acumula una serie de puntajes que le permite ser un candidato adecuado para las donaciones que lleguen.
“El tiempo, un buen acceso vascular, si es infantil, si tiene buena inmunidad, si el donante es joven va para un joven, la compatibilidad, y no importa su condición socioeconómica”, manifiesta.