La revista gastronómica inglesa Restaurants acaba de publicar su lista anual de lo que ellos, y un jurado que incluye a varios de los cocineros más famosos del mundo, consideran los 50 mejores restaurantes del globo. La lista me parece un capricho y un retozo de los genios culinarios que la elaboran promoviendo sus establecimientos ante un un público lector, pudiente, desde luego, que inmediatamente procura
reservar para una comida o preferentemente una cena y que tardará, si bien le va, unas semanas o meses para obtenerla, ya que tendrá que competir con otros miles de gourmets de su estirpe que buscan lo mismo.
La lista sirve, sobre todo, para destacar a los escogidos en una campaña publicitaria gratuita difundida mundialmente por prensa, televisión y redes sociales.
Mi etapa de columnista gastronómico en “El Universal” de México y mis viajes por América, Europa África y Asia, me han permitido conocer la mayoría de los listados y muchos más y mejores que los del selecto círculo.
América Latina no destaca en la selección, con excepción de México, Perú y Brasil y uno en Chile.
Estos son excelentes, pero tampoco para estar como Pujol de Enrique Olvera, gran chef, dueño del muy de moda Cosme en Nueva York, entre los mejores diez del mundo. Biko y Quintanille son los otros dos mexicanos que figuran en la lista. Ambos excelentes. Pero no es para tanto.