Santo Domingo.-Paúl Ricardo Martínez Efres se puede calificar a simple vista como un hombre efusivo y espontáneo.
Oriundo de Puerto Plata y mercadólogo de profesión, área en la que ha logrado éxito, incursionó inicialmente en la odontología sin imaginar que terminaría cambiándoles la expresión del rostro a cientos de dominicanos vía la Fundación Operación Sonrisa.
Hijo de Mercedes Efres Dubó y Fernando Martínez Persia (+), propietarios de la centenaria imprenta El Cibao, que en la época de la Revolución, en 1965, se trasladó a Santo Domingo.
En ese tiempo, apenas cursaba en el grado kínder y entró a estudiar al colegio de Las Salles, donde concluyó el bachillerato.
“Cuando me gradué hice un año y medio de Odontología, pero me di cuenta que no me gustaba, tuve un lío por eso con mi papá.
Tomé un año sabático, hasta que descubrí que empezaron a impartir la carrera de Mercadeo en APEC, hice el nivel técnico allí y luego la licenciatura”, recuerda Paúl Martínez Efres.
Trayectoria laboral
El hoy director ejecutivo de Operación Sonrisa República Dominicana, trabajó por años en publicitarias como Leo Burnet, Interamérica, MercaSID; Helados Wool, Nestlé, Banco León y Siglan Dominicana, entre otras, hasta que finalmente Luis Manuel Pellerano, decidió impulsar la fundación en el país y lo motivó trabajar en la misma.
“Para mí esto ha sido una experiencia de vida, creo que soy uno de los hombres más felices por trabajar en una entidad como Operación Sonrisa, porque no sólo aporto lo que sé hacer, sino que me da una gratificación. Todo el que se involucra en esto encuentra una razón de vida”, reflexiona Martínez Efres satisfecho con el rol de ayudar, especialmente a los que más necesitan”, agregó Martínez Efres.
Asegura que a diferencia del cáncer u otras enfermedades, en cuestión de 45 minutos les cambia positivamente la vida a los pacientes con labios fisionados o paladar hendido y a sus familiares, aspecto que le satisface.
En la parte personal, permaneció 20 años casado y de esa relación surgió una hija, hoy diseñadora, a quien el profesional de 57 años define como el “sol de su vida”.
Caso que lo impresionó
Uno de los casos que más le ha impactado es el de una niña de ocho meses, de San Juan de la Maguana, que nació con su labio normal y luego de una situación de salud cogió una bacteria en un hospital de la Capital, que le destruyó los tejidos del paladar y la nariz.
Paúl vio esa paciente en la Casa Juan Pablo II, donde evaluaban a decenas de personas necesitadas de cirugías. En el caso particular de esa niña, no contaba con las mínimas condiciones, ni siquiera de pernoctar aquí para asistir a las citas, y él le brindó en ese entonces albergue en su casa; la llevaron a Virginia a realizarle gratuitamente la cirugia de US$250 mil dólares, hasta que finalmente goce de una vida normal.
Tanto ese como los demás casos son para él una inspiración y una motivación para exhortar a la gente que se acerque a Operación Sonrisa, que es una forma de ocupar su tiempo, servir y darle sentido a la vida.
Patrocinios y casos RD
Paúl cuenta que el trabajo mundial que desarrollan es auspiciado por voluntarios.
“Todos los materiales gastables para las cirugías son donados por la casa matriz y la firma Jhonson y Jhonso”, sostiene.
En República Dominicana citó, entre las entidades que les apoyan, los Laboratorios Amadita, el Grupo Ramos, Alaska, Grupo de Comunicaciones Corripio, Pinturas Tropical y otros.
Desde 2009 han evaluado más de mil 200 pacientes aquí y operado 879 niños, de acuerdo a estadísticas.
“Cuando me nombraron comencé a investigar y en Salud Pública encontré una investigación de 2004, que daba cuenta de que unas 5 o 6 mil personas tenían esa condición”.
Actualmente cuentan con 27 médicos voluntarios certificados y más de 60 de distintas ramas que abarcan los clubes estudiantiles y alumnos que prestan las 60 horas de labor social .