Victor Terrero pide al Colegio Médico su intervención para frenar la discriminación contra pacientes con VIH/Sida.
Santo Domingo.-A los 27 años de edad Esbelia Encarnación enviudó, pues su esposo Napoleón Terrero falleció de un derrame pleural. Ella y sus cinco niños quedaron solos en su natal Barahona.
Cuando apenas tenía cinco años de edad Víctor Terrero, quien ocupa el tercer lugar entre los hermanos, cuenta que para ese entonces pensaba que el “mundo se iba acabar para nosotros, sin embargo ella logró echarnos para adelante”.
Lleno de orgullo Terrero dice que su madre se convirtió en un símbolo para ellos, al punto que afirma que “no había mujer que pudiera competir con ella”, pues ante la tragedia que les tocó vivir a temprana edad su progenitora se convirtió en “ley, batuta y constitución”.
La pulpería
Encarnación se encargó de educar a esa tropa de hombres compuesta por Ángel, Napoleón, Nelson, José y Antonio, llevándolos a convertirse en tres ginecólogos, un economista y un técnico, narra el galeno.
Lleno de nostalgia recuerda que eran tiempos muy difíciles, ya que eran los 12 años de extinto líder Joaquín Balaguer.
“Esos fueron años realmente terribles para la sociedad, nosotros teníamos inclinaciones, propio de la época, de izquierda. En muchas ocasiones caímos presos”, recuerda.
Terrero cuenta que su madre logró con un humilde colmadito, que en aquella época se llamaba pulpería, levantar a la familia.
“Nos hicimos bachiller en Barahona, de ahí nos fuimos a la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Tuvimos la oportunidad de que ella nos educó y de mandarnos a la universidad, con mucho sacrificio”, expresa.
Cuando salieron de su natal Barahona hacia Santo Domingo fueron a residir al ensanche Luperón, gracias a la ayuda de sus familiares. Cuenta Terrero que para esa época se usaba mucho que “la familia le metiera la mano, ahora es un poquito más difícil, ya esa parte no se ve. Pero La familia nuestra fue muy solidaria.
Luego nos hicimos médicos”.
Terrero, además de ser ginecólogo-obstetra, también estudió salud sexual y reproductiva en México.
“Allí fue la parte más difícil, ahí se me empezó abrir la parte social. Siempre he sido muy inquieto, yo quería irme a mi pueblo, porque entendía que Barahona me necesitaba: en ese momento no había ginecólogo, en la época en que yo me gradué” manifiesta.
Su formación le permitió entrar a realizar diversos trabajos a través de distintos programas sociales, como fue el caso de la Unión Europea.
“Mi corazón siempre está en Barahona. Yo pienso que hasta por un aspecto de compromiso. Mi mamá adoraba el pueblo, nosotros todos somos de Barahona; mi mamá solo aspiraba a que la enterraran junto a mi papá en Barahona. Ella murió en el año 2001”, expresa.
Amor por su pueblo
Reitera que su sentimiento por su pueblo es tan fuerte debido a que fue médico de varias generaciones, hasta hace algunos años que empezó a cambiar.
Al preguntarle si el partido al que ingresó en sus años mozos era el mismo de hoy día afirma categóricamente que no. Añade que el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) no es el mismo al que aspiró y formó el fenecido líder Juan Bosch.
“Yo llegue al PLD para cambiar la sociedad y era lo que quería don Juan”, señala.
Reconoce que ha sido un poco rebelde dentro del partido morado por tomar sus propias “decisiones”.
Dice que estudió ginecología y obstetricia y que no depende de la política. Afirma que en el aspecto profesional le ha ido muy bien, pese al tiempo que le dedica a la política.
Destaca que al inicio de su carrera trabajó en el centro médico Magnolia de Barahona en los años 1992-93, ahí se le abrió una brecha de que el dueño de la clínica para ese entonces, doctor Campo Navarro, y su familia no podían atenderlo y decidieron arrendarlo.
“Nos juntamos cinco profesionales amigos y cada uno tenía que aportar cien mil pesos, que en ese entonces era mucho dinero, y todos tuvimos que buscar auxilio para poder conseguirlos. Hoy día hemos comprado el centro y seguimos todos unidos”, apunta.
Cuenta que en la primera reunión de accionistas que hicieron se les ocurrió la idea de hacer un crucero, pero que ese dinero debía salir de la clínica y así lo hicieron. Y así fue la primera vez que salieron de Barahona a ver otros horizontes.
Terrero todavía conserva su consultorio, aunque lo tiene arrendado.