Tal vez el relato más conocido del «gol del siglo» de Maradona a Inglaterra es el del periodista uruguayo Víctor Hugo Morales.
Después de que el Pelusa gambeteó a media escuadra inglesa y definió con el arco vacío, el relator afirmó sin matices que se trataba de «la jugada de todos los tiempos«.
Pero aquel gol, considerado como una suerte de venganza argentina tras la guerra de las Malvinas/Falklands, no es la única jugada inolvidable que regaló el 10 argentino, fallecido este 25 de noviembre, durante sus más de dos décadas de carrera futbolística.
Aquí recordamos algunos episodios fundamentales que Diego protagonizó en el césped.
Hugo Orlando Gatti es un arquero leyenda de Boca Juniors, el equipo al que Maradona declaró su amor eterno desde muy joven y con el que se consagró campeón en 1981.
Sin embargo, poco antes de todo eso, el llamado «pibe de oro» le marcó cuatro goles al cuadro xeneize con la camiseta de Argentinos Juniors, el club con el que saltó al fútbol profesional.
Sucedió a principios de los 80 y existen centenares de crónicas sobre ese partido.
En su autobiografía «Yo soy el Diego de la gente», Maradona recuerda que escuchó que Gatti lo había llamado «gordito» y que por eso se prometió anotarle cuatro tantos.
El Loco Gatti aseguró muchas veces que no usó ese calificativo para definir a Diego y explicó que solo mencionó que pensaba que tenía tendencia a subir de peso, pero ya era demasiado tarde.
Un pibe que apenas pasaba los 20 años le marcó cuatro goles y, sin que casi nadie lo imaginara, así inició el amor de los hinchas de Boca por ese zurdo irreverente.
2. El turno del Pato Fillol
Gatti no fue el único de los arqueros emblemáticos que padeció Maradona.
Ubaldo Matildo Fillol, campeón mundial de Argentina en 1978, también fue testigo del talento letal que desplegaba el 10 en las canchas.
El 3-0 de Boca Juniors sobre River Plate de abril de 1981 fue uno de los hitos del único campeonato que obtuvo el Pelusa en Argentina.
El gol de Diego en ese partido fue la perla de aquella noche.
El consagrado arquero de River vio cómo el 10 bajó el balón de los aires con la pierna izquierda y no pudo anticipar el regate que lo dejó en el piso, mirando muy de cerca cómo el chico nacido en Villa Fiorito empujaba el balón para que estallara de júbilo la mítica Bombonera.
3. La revancha
El escritor argentino Eduardo Sacheri, quien escribió la novela sobre la que se inspiró la película ganadora del Oscar «El secreto de sus ojos», narró cómo fue aquella tarde en la que Argentina superó a Inglaterra en el estadio Azteca.
«No es un partido. Mejor dicho: no es sólo un partido. Hay algo más. Hay mucha rabia, y mucho dolor, y mucha frustración acumuladas en todos esos tipos que miran la tele. Son emociones que no nacieron por el fútbol. Nacieron en otro lado. En un sitio mucho más terrible, mucho más hostil, mucho más irrevocable. Pero a nosotros, a los de acá, no nos cabe otra que contestar en una cancha», escribió el autor en un texto que tituló «Me van a tener que disculpar».
Sacheri no menciona a Maradona, pero no quedan dudas de que se refiere a él cuando narra las dos jugadas que lo colocaron en el Olimpo del fútbol argentino.
«Con semejantes antecedentes de tarde borrascosa, con semejante prólogo de tragedia, va este tipo y se cuelga para siempre del cielo de los nuestros. Porque se planta enfrente de los contrarios y los humilla. Porque los roba. Porque delante de sus ojos los afana. Y aunque sea les devuelve ese afano por el otro, por el más grande, por el infinitamente más enorme y ultrajante», relata el escritor en referencia a la famosa «mano de Dios» que se convirtió en el primer gol argentino dado que el árbitro «se compra el paquete y marca el medio».
«Arranca desde el medio, desde su campo, para que no queden dudas de que lo que está por hacer no lo ha hecho nadie. Y aunque va de azul, va con la bandera. La lleva en una mano, aunque nadie la vea. Empieza a desparramarlos para siempre. Y los va liquidando uno por uno, moviéndose al calor de una música que ellos, pobres giles, no entienden. No sienten la música, pero sí sienten un vago escozor, algo que les dice que se les viene la noche…», relata Sacheri como una suerte de preámbulo al gol del siglo.
El mejor anticipo de la consagración final cuando Diego alzó la Copa del Mundo en ese inolvidable México 1986.
4. El desafío a la gravedad
Lo llamaron el «gol imposible».
Maradona era jugador del Napoli, equipo del sur de Italia, y se enfrentaba a la poderosa Juventus de Turín.
Un tiro libre indirecto apenas a unos metros del arco fue la oportunidad del 10 de marcar uno de los tantos más recordados de su carrera.
Con una barrera de seis jugadores casi encima de él, el Pelusa logró que el balón se elevara lo suficiente para superarlos y descendiera lo necesario para ingresar al arco sin que el portero pudiera evitarlo.
Este miércoles, la Juventus publicó en su cuenta oficial de Twitter el video de aquel gol inolvidable de Maradona como una forma de homenajearlo.
Y no fue el único de sus equipos contrincantes en rendir tributo.
El Milan, otro de los equipos del norte italiano que Diego enfrentó, publicó un mensaje en el que afirma que tener al 10 como rival fue «un honor».
5. El último grito
Maradona salvó a la selección argentina del naufragio.
El equipo albiceleste había sido vapuleado por Colombia en Buenos Aires en 1993 y solo le quedaba como opción arañar la clasificación al Mundial del año siguiente en un repechaje contra Australia.
Con el ánimo nacional por los suelos, los argentinos acudieron al viejo caudillo que no se encontraba en forma, estaba alejado del fútbol de alta competencia y estaba más involucrado en controversias fuera de las canchas.
Pese a todo ello, Diego volvió a ser Maradona.
Argentina llegó al Mundial por la ventana, pero con la ventaja de contar con el «coloso de Villa Fiorito» en su alineación.
Con la esperanza resucitada, Argentina disfrutó un debut con goleada frente a Grecia en Estados Unidos.
Y el momento de éxtasis mayor se produjo cuando una seguidilla de toques terminó en la zurda del 10 que, después de colocar el cuerpo y medir el tiempo y el espacio, acomodó el balón en el ángulo del arco griego.
Fue el último grito de gol de Maradona para su amada selección argentina.
Luego, como él mismo dijo, le cortaron las piernas.