En 2015 no hubo escapatoria a la red.
Un juego para hacerle preguntas a un supuesto demonio y un vestido que los internautas no podían dejar de mirar fueron dos de los fenómenos que le dieron a muchos material con qué matar horas de ocio en Facebook, Twitter y demás.
Pero también hubo amenazas, digitales o «físicas»: te contamos cuál fue el «virus» del año y cuál el objeto candidato al título de «enemigo público» número 1.
#CharlieCharlieChallenge: el lápiz adivinador
Algunos le pregunta a las divinidades en el Cielo, otros consultan el oráculo, se le pregunta al tarot, a la borra del café; más allá se estudian las líneas de la mano, se lanzan monedas al aire… y este año, cientos de miles de personas cruzaron dos lápices sobre un trozo de papel en busca de una simple respuesta: sí o no.
Se trata del #CharlieCharlieChallenge, un juego -o «reto»- que consiste en hacer preguntas que Charlie, un misterioso demonio, responde moviendo los lápices.
El equipo del programa BBC Trending intentó hallar el origen del juego, y se encontró con que posiblemente tenía raíces mexicanas.
Venga de donde haya venido, en mayo de este año se convirtió en un verdadero fenómeno. En menos de 48 horas, más de dos millones de personas habían usado la etiqueta por Twitter, gracias, en parte, a que muchos famosos se engancharon.
Como suele ocurrir, la ciencia tiene una explicación para el movimiento de los lápices: la fuerza de gravedad y la situación delicada e inestable en la que se encuentran permiten que un ínfimo movimiento, incluso una expiración, los lleve a cambiar de posición.
…lo cual, para muchos, no fue sino un detalle menor. Al menos hasta el mes de junio, cuando la fiebre pareció finalmente ceder, y Charlie, el «demonio», desapareció en los confines de Twitter.
Sólo en noviembre lo habían tuiteado unas 1.600 veces.
El vestido que cambia de color: ¿azul, blanco o dorado?
Podría decirse que fue una de esas «preguntas del millón».
Una como pocas.
¿De qué color es el vestido de la foto?
No, en serio. Todavía estás a tiempo de meterte en el debate en el que algunos invirtieron minutos (y otros horas… quizás hasta días).
Todo empezó cuando la cantante de una banda música folk, la escocesa Caitlin McNeill, publicó la foto del vestido de la madre de la novia en cuya boda tocó su banda (trata de decirlo en un solo golpe de aire) para dirimir una discusión con su novio: ¿era blanco o era azul? Se agradecían las opiniones.
Y llovieron de todos lados. Incluyendo, por supuesto, a celebridades de gran arrastre, como Kim Kardashian o Julianne Moore.
La ecuación se complicó cuando algunos empezaron a argumentar que lo veían dorado.
Hubo opiniones técnicas, hubo explicaciones científicas.
Al final todo depende de la forma en que tu cerebro procese el color.
El falso video porno de Facebook: ataque a computadoras (y reputaciones)
Esto, más que una locura de redes, fue una verdadera amenaza.
En febrero pasado, un supuesto video porno comenzó a aparecer en los muros de Facebook de personas en todo el mundo, con otras 20 personas etiquetadas.
Al hacer clic en el «video» la persona era redireccionada a sitios donde aparece el aviso de que Flash Player está desactualizado y proporcionaba «un supuesto enlace desde donde se puede descargar para poder ver el video en cuestión».
Solo para caer en las malos de un maligno malware que robaba información e instalaba una extensión que multiplicaba la distribución del mensaje a otros.
El falso video hizo una segunda aparición en junio, con más fuerza que la original.
Si todavía estás teniendo problemas con este asunto, haz clic abajo para averiguar cómo enfrentarlo.
Los palos del selfie: enemigo número 1
Amados por quienes lo usan y odiado por quienes no, los llamados palos de selfieo selfie sticks son fuertes contendores al dudoso premio a «producto tecnológico-enemigo público número 1» del año.
Víctimas de su propio éxito, los palos de selfie comenzaron a ser prohibidos en diversos lugares públicos de gran renombre.
Empezando por la Galería Nacional de Londres y el Palacio de Versalles en Francia, pasando por los parques de World Disney World en Estados Unidos, el aparatejo dejó de ser bienvenido en algunos de los sitios donde la gente les daba uso en masa.
«Las varillas de extensión portátiles se han convertido en un problema de seguridad cada vez mayor para nuestros huéspedes y nuestro personal», le dijo en junio el portavoz de los parques Disney a la BBC.
Aún así, 2015 fue muy «positivo» para los selfies: un informe publicado en agosto cifraba en un millón el número de fotos de esta naturaleza que se publican cada día en las redes sociales.
Presumiblemente, unas cuantas de ellas con el palo de marras.