
Cuando Donald Trump prometió durante la Convención Republicana en Cleveland que construiría una "gran valla fronteriza" entre EE.UU. y México, para frenar así la inmigración ilegal y los carteles de la droga, sus seguidores repitieron eufóricamente: "Build the wall!" ("¡Construye el muro!).
Y esa barrera que ha dicho querer levantar a lo largo de los 3.000 kilómetros de frontera entre ambos países, fue una de las principales promesas de campaña del hombre que acaba de ser electo como el 45vo presidente de Estados Unidos.
En su camino a la Casa Blanca, el magnate responsabilizó constantemente a los inmigrantes, especialmente los llegados desde México, por muchos de los principales problemas del país.
Los acusó, por ejemplo, de los "cientos de miles de millones" que pagan los ciudadanos para sufragar los gastos del gobierno en servicios de salud, educación, seguridad social o vivienda que reciben los indocumentados.
