En Argentina en las últimas semanas se ha reportado la dificultad de conseguir tampones en varias ciudades.
Esto se ha relacionado con la exigencia impuesta por el gobierno a las empresas extranjeras de limitar sus importaciones, con el objetivo de sustituir los productos que llegan del exterior por otros locales y reducir el déficit comercial del país.
Aunque, según la prensa local, las multinacionales que distribuyen los productos de higiene femenino han atribuido el problema a circunstancias pasajeras del circuito de distribución y han asegurado que el suministro se está normalizando.
Ante un desabastecimiento de este tipo de productos, un tutorial emitido en la cadena televisiva Vive TV, en Venezuela, enseñaba no hace mucho a las mujeres a fabricar sus propias toallas sanitarias «ecológicas», de tela, y por lo tanto reutilizables.
Sin embargo, estas no son las únicas alternativas a los tampones y a las compresas. BBC Mundo te ofrece otras cuatro opciones:
Copa menstrual
Es la más popular de todas las alternativas y son cada vez más sus usuarias.
También se conoce como mooncup o copa de luna.
Como indica el nombre, es una copa de silicona con unos agujeros en la parte superior que marcan el tope hasta el que puede llenarse.
Tiene además una arandela añadida en la parte inferior para poder tirar de ella y sacarla.
Antes de utilizarla hay que hervirla en agua durante tres minutos. Una vez hecho eso, y tras lavarse las manos, se dobla y se introduce en la vagina, no necesariamente a tanta profundidad como un tampón.
Es reutilizable, una característica por la que también tiene detractores.
«Quizá por eso su aceptabilidad -el porcentaje de mujeres que la usan- es baja», le dice a BBC Mundo el doctor Guillermo Galán, miembro de la Sociedad Chilena de Obstetricia y Ginecología.
«La utiliza un grupo de mujeres que buscan lo natural», añade.
El doctor asegura que no debería producir irritación, inflamación o infecciones, «ya que es un contenedor de flujo menstrual hecho de una silicona especial».
Al retirarla se vacía su contenido en el inodoro y se limpia.
Para lavarla más en profundidad, se recomienda hervirla y esterilizarla (con unas pastillas esterilizantes) una vez al mes.
Se puede dormir con ella y los fabricantes indican que dura años.
Su precio oscila entre US$17 y US$35.
Esponjas marinas
Al igual que la opción anterior, las esponjas marinas son reutilizables.
Antes de utilizarlas, hay que mojarlas con agua tibia, exprimirlas y colocarlas.
La esponja se expande y se adapta a la forma de la vagina.
Durante el ciclo menstrual sólo hay que retirarlas -con la frecuencia que la usuaria juzgue conveniente- y lavarlas con agua para volverlas a utilizar.
Una vez terminado éste, se colocan en un recipiente con agua y dos gotas de aceite esencial durante la noche, según recomiendan los distribuidores. Se enjuagan a la mañana siguiente, se dejan secar y se guardan hasta el nuevo ciclo.
También permiten mantener relaciones sexuales con comodidad.
Sus defensoras destacan su origen natural, por lo que no contienen dioxinas ni fibras sintéticas.
Las esponjas destinadas a este uso pasan por un proceso de limpieza, desinfección y secado.
Aunque, como los tampones, no han sido esterilizadas, por lo que se advierte que se que deben extremarse las precauciones al usarlas.
El doctor Galán también tiene reservas al respecto.
«En teoría funcionarían bien porque son absorbentes, igual que los tampones. Pero al ser un elemento biológico podrían, con el uso prolongado, aparecer procesos alérgicos relacionados», señala.
Por eso, el ginecólogo se inclina a favor del tampón. «Los actuales son muy seguros. Están hechos de fibras sintéticas inertes y no provocan reacciones ni inflamaciones», asegura.
«Además, son muy resistentes antes las bacterias».
Por eso, recomienda los tampones por encima de las toallas sanitarias o compresas.
«Las toallas tienen riesgo de producir irritaciones o alergias, sobre todo las que contienen desodorantes y perfumes», explica.
«Además, si no se cambian a menudo, además de irritación por el roce, pueden producir infecciones».
Toallas sanitarias reutilizables
Suelen ser de tela de algodón, como las que solían utilizar las mujeres antes de que aparecieran en el mercado las toallitas sanitarias o compresas desechables.
Se pueden encontrar de muchos formatos y diseños, blancas o con estampado, en internet y en foros femeninos.
También se pueden fabricar en casa, siguiendo tutoriales como el de la cadena venezolana Vive TV.
Sus defensoras aseguran que son más cómodas que las sintéticas y que no producen irritación.
Para reutilizarlas hay que lavarlas, y esto las hace menos ecológicas de lo que en un principio parece, ya que supone gasto de agua, sobre todo si se utiliza la lavadora.
Ropa interior absorbente
No estamos hablando de los pañales para adultos.
Se trata de ropa interior de tela, similar en apariencia a la común.
De las cuatro alternativas mostradas aquí es la menos conocida, aunque se puede adquirir en internet.
Las opciones que existen en el mercado se promocionan como resistentes a las manchas y anti olores.
En cuanto a diseño no distan mucho de las bragas diarias, pero están compuestas por capas absorbentes y antibacterianas, según los fabricantes.
Son reutilizables y se lavan como el resto de la ropa interior.
Lo revolucionario de estas bragas es que libran a las mujeres del uso de compresas, tampones, copas menstruales o esponjas.
El doctor Galán dice que es fundamental que sean de algodón, ya que los materiales sintéticos tienen «mala ventilación».
«Es más fácil que la humedad se mantenga en la ropa interior con fibras sintéticas y, por lo tanto, que se desarrollen hongos».