Tal cual iniciamos este año, el 2015 comienza con una subida en los precios de los principales artículos alimenticios en un país donde comer, alimentarse bien es un lujo al alcance de muy pocos.
Por consiguiente, arrastramos a este nuevo ciclo los mismos problemas, casos pendientes de justicia, corrupción y esos temas políticos que no le dan tregua a la población y que nos obligan a vivir 365 días en la misma marea política de siempre. Partidos políticos que necesitan regeneración y limpieza urgente de sus miembros.
El sector de la educación pública tuvo mucha sonoridad el año finalizado debido a las innumerables construcciones de escuelas auspiciadas por el presidente Medina, pero el asunto no se limita a más escuelas, la problemática real es la mejora de la calidad de la enseñanza de profesores y el mejoramiento académico de los estudiantes.
Convertir la educación pública en educación de garantías en este país debe ser la meta.
El Gobierno debería proponerse una mejora significativa de los servicios públicos de atención a la ciudadanía, hospitales públicos equipados, donde no haya muertes por falta de oxígeno u otra razón injustificable como hemos presenciado. Necesitamos que la población pueda ser atendida sin problemas de ningún tipo.
Y mientras la corrupción tuvo un año de mucho protagonismo en la vida política nacional, donde al parecer es normal ser “corrupto” a ojos de muchos políticos, ese lastre continúa su ascenso.
En el Congreso Nacional y esos mismos políticos del patio, algunos con pretensiones de regresar al poder, continúan fomentando el paternalismo más rancio con sus regalos de cajas, muñecas y bicicletas cuyas acciones no ayudan en nada.
2015 no será la excepción en ciertos temas que nos atañen como sociedad, pero como país seguiremos pendientes de soluciones de carácter urgente entendiendo que un país es desarrollado cuando sus servicios públicos ayudan a la mejora de la calidad de vida de sus ciudadanos.