Santo Domingo.- Al menos nueve cavernas de las Cuevas del Pomier han sido severamente afectadas por la actividad minera, mientras que otras siete presentan daños significativos debido a las operaciones en la zona, según un informe preliminar elaborado por el experto estadounidense George Veni, reconocido mundialmente en estudios de cuevas y sistemas kársticos.
El informe, solicitado para evaluar el impacto en la Reserva Antropológica Cuevas del Pomier, también conocida como Cuevas de Borbón, revela que la actividad minera ha causado daños especialmente en las zonas de amortiguamiento.
El administrador general de la Empresa de Generación Hidroeléctrica Dominicana (EGEHID), Rafael Salazar, explicó que el estudio confirma que la minería no es compatible con el núcleo ni con las áreas de expansión de las cuevas, aunque esta actividad se ha realizado en la zona durante años.
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“Nosotros no estamos en contra de la minería, siempre que sea responsable y respete las áreas protegidas,” destacó Salazar.
Asimismo, señaló que, a solo 7 kilómetros de las cuevas, existe una zona con cualidades adecuadas para la explotación minera sin poner en riesgo este patrimonio natural y cultural.
“Medio Ambiente, Energía y Minas, minería y lo que es el Ministerio de Cultura tienen que unificarse en este sentido y ya plantear el proceso con un tiempo presente, que pienso debe ser de seis meses, porque en seis meses se hace eso y ya que la minería pueda convivir en un área donde no afecte un patrimonio tan importante como ese, que es un patrimonio de la humanidad y que todos debemos preservar”.
Dijo además, que el pasado ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Migue Ceara Haton, dejó la resolución lista para prohibir la actividad minera en las inmediaciones de las Cuevas del Pomier atendiendo a un estudio que pagó a un científico internacional.
Permisos provisionales desde 1986
El administrador también manifestó su preocupación porque la empresa minera que opera en la zona lo ha hecho desde 1986 con permisos provisionales, los cuales son renovados anualmente, algo que podría afectar la planificación a largo plazo para la protección de las cuevas.
El informe resalta que aún existen cuevas sin descubrir dentro de la reserva.
Durante el estudio se identificaron tres nuevas cavernas, pero también se desconoce cuántas pudieron haber sido destruidas por la actividad minera.
Además, se recordó que las Cuevas del Pomier fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, lo que refuerza la necesidad de garantizar su preservación para futuras generaciones.
Resultados del informe
El informe preliminar del estadounidense George Veni resalta que, de 55 cuevas listadas en El Pomier, este listado se redujo al notar, en sus exploraciones de las últimas dos semanas, que algunas se conectan entre sí, “pero se descubrieron otras cuevas no contabilizadas, y ahora el número es de 57 cuevas”.
Indica que se confirmó́ la ubicación y entrada de 24 cuevas, de las que hay 9 cavernas que han sido afectadas por la actividad minera y otras 7 afectadas por la operación de las canteras.
Se conoce que hay 25 cuevas que tienen arte rupestre y algunas de las cuevas que fueron destruidas por la actividad minera contenían pictografías y petrográficos que ya se perdieron, lamentó Veni.
Recomendó completar el trabajo de inventariar y ubicar todas las cuevas; realizar investigaciones en las áreas de geología, biología, arqueología, etc.; crear programas de seguimiento para monitorear y buscar cambios que ocurran dentro de las cuevas, y mapear más cuevas y con más detalle.
Considera que el plan de remediación que se contemple debe ser ambiental y ecológicamente sostenible. En ese sentido, recomienda: (1) que no se extienda la pendiente del muro de la cantera hacia o dentro de la reserva; y (2) cambiar las pendientes de la pared desde abajo, no desde arriba. “En lugar de hacer cortes, es mucho mejor rellenar, trayendo material en lugar de hacer excavaciones”, dijo.
Advirtió que construir taludes cerca de la caverna número 4 podría afectarla, al tiempo que expresa preocupación por “la contaminación de las aguas para consumo humano”.
“Han ocurrido eventos en los cuales las aguas en La Toma de San Cristóbal se han emblanquecido. Eso obedece a la cal que llega a estar en contacto con las aguas subterráneas que eventualmente llegan a las aguas superficiales. En las canteras suelen hacerse perforaciones. Cuando se hacen voladuras se genera mucho polvo en el aire y luego ese polvo puede pasar a través de las perforaciones en el subsuelo”.
Otra contaminación en áreas cerca de canteras y las minas, viene como resultado del uso de explosivos en las voladuras. “Alrededor del 30% del material explosivo se queda como residuo en el ambiente y el subsuelo, y ese material contamina las aguas subterráneas”, indica el experto, según una traducción libre de sus conclusiones.
Recomienda hacer estudios con trazadores para delimitar las áreas que drenan hacia La Toma y otros puntos de captación de agua para los sistemas de abastecimiento y trasladar la actividad minera a otro lugar, ya que la minería puede encontrar el mismo material de roca caliza en otros lugares, no muy lejanos al lugar actual.
“La operación minera puede trasladarse hacia el Oeste, donde los mapas hidrogeológicos muestran que tienen el mismo material de roca caliza en un área de por lo menos 110 kilómetros cuadrados. Esa es un área mucho mayor que donde se ha explotado hasta ahora. Sin embargo, antes de hacer ese cambio deben realizarse todos los estudios de impacto ambiental antes de hacer un cambio de ese tipo”. “Es muy probable que, por ser roca caliza, también existan cuevas que deben ser exploradas e investigadas”, agrega.
En cuanto al aprovechamiento de la reserva con fines turístico, recomienda mejorar los caminos de acceso y la señalización de las cuevas, crear un centro de visitantes; crear recorridos por el bosque y otras actividades; limpiar las cuevas y mantener a la gente en los senderos; aumentar los precios del tour para extranjeros. “La inversión se recuperará con un mayor turismo y luego los fondos financiaran más investigaciones y protección de la reserva”, plantea Veni.