Madrid.– A falta de 100 días para su celebración (24 agosto – 5 septiembre), los Juegos Paralímpicos de Tokio inician su cuenta atrás con algunas incógnitas aún por despejar debido a la situación derivada de la pandemia de la COVID-19, que obligará a los deportistas a vivir en una burbuja de aislamiento siguiendo un estricto protocolo de seguridad.
Un año después de su aplazamiento, la bandera del movimiento paralímpico ondeará sobre el cielo de Tokio.
Será el momento para que deportistas llegados de todas las partes del planeta demuestren al mundo su valía, esfuerzo y capacidad de superación, siendo protagonistas de un evento que, edición tras edición, tiene mayor alcance. Serán unos Juegos atípicos.
La pandemia obliga a ello. Una de las decisiones tomadas por el comité organizador es la de minimizar el número de representantes extranjeros de comités, federaciones y otros organismos invitados a Japón con motivo de los Juegos, con vistas a reducir el riesgo de contagios.
Los anfitriones de los Juegos aspiran a que visiten Japón unos 90.000 representantes extranjeros, la mitad de la cifra que se tenía prevista antes de posponer el evento el año pasado, aunque incluso ese número podría reducirse aún más, según declaró hace unos días el director ejecutivo de Tokio 2020, Toshiro Muto.
La inquietud de la sociedad nipona con estos Juegos ha obligado a que los protocolos de seguridad sean muy estrictos y afecten enormemente a los deportistas. Los deportistas sólo podrán desplazarse entre la Villa Olímpica y otros lugares de alojamiento y las instalaciones de entrenamiento y competición.
Ese mismo protocolo es el que seguirán los periodistas extranjeros y esos escasos representantes de comités y federaciones, que no podrán hacer turismo ni hacer actividades de ocio por la ciudad en su tiempo libre.
RECHAZO DE LOS JAPONESES
Aparte de las encuestas difundidas por la cadena pública de televisión NHK, el diario Asashi y las agencias Kyodo y Jiji Press, que reflejan que un porcentaje bastante importante de la ciudadanía tokiota no son partidarios de los Juegos, hace pocos días se dio a conocer una petición firmada por más de 350.000 ciudadanos para cancelar los Juegos fue presentada al Gobierno de Tokio.
Esa iniciativa fue impulsada por Kenji Utsunomiya, el expresidente de la Federación de Colegios de Abogados de Japón, y lanzada a través de la plataforma en la red Change.org.
En la misma línea, el Sindicato Nacional de Médicos japoneses presentó otra petición al Ejecutivo central para que se cancelen los Juegos, alegando que suponen un riesgo por la posible llegada y propagación de nuevas cepas de la COVID-19.
“La mejor manera de reaccionar a este sentimiento es dando información. Tenemos confianza en los protocolos que tenemos para proteger a los deportistas y a la población japonesa. Las restricciones de movimiento serán muy severas”, declara a EFE el presidente del Comité Paralímpico Internacional, el brasileño Andrew Parsons.
CIFRAS DE PARTICIPACIÓN
En lo que no duda el IPC es en que no se recortará nada que tenga que ver con el apartado puramente deportivo o pueda afectar a los deportistas. Para los Juegos Paralímpicos está previsto que se desplacen a Tokio 4.350 deportistas de más de 160 países que buscarán alguna de las 540 medallas de oro que habrá en disputa en los veintidós deportes, de los cuáles el bádminton y el taekwondo son nuevos.
Los deportes que se disputarán en Tokio son atletismo, baloncesto, bádminton, boccia, ciclismo, fútbol, hockey en silla de ruedas, hípica, esgrima, fútbol 5, goalball, halterofilia, judo, natación, triatlón, piragüismo, remo, rugby, tenis, tenis de mesa, tiro olímpico, tiro con arco y voleibol sentado.
Los que no estarán en Tokio son los deportistas rusos bajo la bandera de su país. Debido a la sanción de dos años del Tribunal Arbitral del Deporte, que redujo a la mitad los cuatro puestos por la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), los atletas e integrantes del equipo ruso usarán “RPC” como acrónimo, incluso para el orden de marcha de la Ceremonia de Apertura.
Este emblema se puede usar en uniformes, equipos, artículos personales, sitios web y otras áreas relevantes para los Juegos.
El emblema también se usará en una bandera para Tokio 2020 y el himno del país será sustituido por el Concierto para piano número 1 de Pyotr Tchaikovsky, que se tocará en todas las ceremonias de premiación con deportistas rusos.
EL PÚBLICO, LA PRINCIPAL INCÓGNITA
A falta de cien días, aún existen numerosas incógnitas alrededor de estos Juegos. Descartada la presencia de público internacional, la duda ahora reside en saber si habrá aficionados japoneses en las gradas de los recintos deportivos.
El Comité Organizador lo decidirá en junio y desde el Comité Paralímpico Internacional han manifestado que no se pronunciarán antes para tratar de no influir en una decisión que, sea la que sea, recalcan que respetarán.
La otra gran incógnita tiene que ver con las ceremonias de inauguración y clausura, tradicionalmente uno de los momentos más vistos a nivel global por televisión.
Habrá cambios, aún no desvelados, sobre todo en la apertura, ya que el IPC quiere adaptar un protocolo para que no haya tanta acumulación de deportistas en el mismo espacio.
Tokio 2020 supondrá el segundo capítulo de los Juegos de Tokio 1964, en los que la ciudad nipona solo recibió a 237 deportistas de veinte países para competir en nueve deportes. Argentina fue el único país de habla hispana que acudió.