Con esa expresión de desprecio parecen contestar los diputados a las críticas que les son formuladas por la sociedad que ellos dicen representar.
Me refiero a la forma altanera e indiferente en que han reaccionado los señores congresistas ante la indignación popular por haberse repartido entre ellos 176 millones de pesos dizque para comprar electrodomésticos y regalarlos a las pobres mamás el Día de las Madres.
¿Cómo pensar entonces que esos señores diputados, con dos o tres excepciones, son nuestros representantes en la Cámara Baja? En lo que a mí respecta, no los quiero ni los acepto.
Y como en el Senado los senadores se reparten mes tras mes otra millonada a través del inmoral “barrilito”, hay que concluir en que el Congreso Nacional está podrido de pies a cabeza. ¡Qué pena!