Definitivamente, el que gana es el que goza, y los liceístas están de plácemes con su vigésimo primer título, lo que coloca a esa entidad como la más ganadora del béisbol dominicano.

La victoria será recordada como una de las más emocionantes en la historia del pasatiempo nacional.

Los Leones se encasquillaron en los momentos en que sus artilleros debieron responder.

Un repaso a las estadísticas de ambos equipos indican que el Escogido debió tener mejor suerte, dado que dominaron en todos los departamentos, tanto ofensivos como de pitcheo. Sin embargo, las agallas que demostraron los Tigres, en especial el relevista Juan Carlos Cruz, Emilio Bonifacio y el estadounidense Lew Ford fueron fundamentales en el triunfo.

Y hablando de Cruz, entiendo que debió ser electo Jugador Más Valioso de la serie o, por lo menos, haber compartido el premio con Ford, ya que salvó cuatro partidos.

Esa labor no es “paja de coco”, es extraordinaria.

A partir de ahora, el objetivo de la directiva y los jugadores del Licey debe ser conformar un conjunto robusto para la Serie del Caribe que inicia el 1 de febrero en la isla Margarita, Venezuela.