Un derrame cerebral no doblegó deseo de vivir de Feliz Vinicio Lora

Santo Domingo.-El miércoles 24 de marzo de 2010 marcó un antes y un después en la vida del periodista de espectáculos Feliz Vinicio Lora, que llama a reflexión.
Mientras se rasuraba para ir a producir su programa televisivo “Ha llegado la hora”, fue sorprendido por un accidente cerebro vascular que lo dejó mudo y semi parapléjico en el hemisferio derecho de su cuerpo, obligándole a reiniciar una nueva vida que implicó desde alfabetizarse de la “A” a la “Z”, hasta sumar 3+2, y que en vez de conducir hoy con el pie derecho lo haga con el izquierdo y por igual cambió la mano de la escritura.
Feliz Vinicio no sintió dolor de cabeza, lengua estropajosa ni otro signo que le advirtiera lo que le acontecía, sólo se desplomó al piso, sufrió una pequeña herida en la frente y tuvo la sensación de que su cuerpo se elevó al techo, grisáceo y con los labios cenizos.
En ese instante, a las 11:00 de la mañana, solo en su apartamento, abrió los ojos e intentó pararse, pero le fue imposible.
“El disco duro se me borró casi por completo, no podía hablar, ni pararme y yo ahí en el piso. Ni siquiera sabía dónde estaba”, narra el comunicador en un tono pausado, claro y bajo el ambiente de tranquilidad que hoy lo rodea.
Se arrastró como culebra
Dice que un “rayo de lucidez” lo impulsó a arrastrarse boca arriba desde el baño por el pasillo como una culebra herida, usando la mano izquierda como remo y la derecha para impulsarse, en un momento se cansó, pero llegó hasta la puerta de madera de la entrada del apartamento y levantando la mano que aún movía pudo abrir el llavín, no así la puerta de hierro.
Una vecina que había retornado temprano, porque le cancelaron una cita de trabajo, lo encontró tirado en el piso, en principio no reaccionó, pero se devolvió para percatarse de lo que podía estar pasando. Ante la situación se auxilió de vecinos y con una mandarria rompieron la puerta de hierro para así poder llevarlo a una clínica. A partir de ahí el comunicador empezó una lucha férrea contra el trastorno del lenguaje y la inmovilidad.
Tras un largo proceso de terapia ha ido recuperando el habla y sus capacidades motoras, hasta retomar parte de su rutina como profesional de la comunicación.
Afanes cotidianos
Cuando le ocurrió el caso, Lora formaba parte del staff del programa televisivo “Diario a diario” junto a José P. Monegro y Ruddy González; producía su espacio “Ha llegado la hora”, tenía siete meses que había retomado por segunda vez la presidencia de la Asociación de Cronistas de Arte (Acroarte) y montaba una oficina de abogados e inmobiliaria.
El golpe de esta desastroza enfermedad le transformó la vida por completo.
Le impactó económicamente y gracias a Maribel Contreras y Carlos T. Martínez a través de Acroarte le gestionaron apoyo para sus atenciones médicas. El otro y más importante sostén que encontró fue el familiar, especialmente de su madre Carmen, con quien hoy vive.
Tras recuperar el habla y capacidades motoras, retomó su programa en la radio, guía su vehículo y creó la Fundación Dominicana de Accidentes Cerebro Vasculares, a través de la cual ofrece charlas y gestiona apoyo a víctimas de esta enfermedad, tercera causa de muerte en el mundo.
Renació de nuevo
Dice que no debería estar aquí, pero volvió a nacer, y la primera palabra que pronunció cuando volvió hablar fue un “san Antonio” que retumbó en la clínica entera, a raíz de un dolor que sufrió. Dice que en ese momento sintió que Dios obró un milagro en él.
“Soy más feliz ahora que antes, aunque hacía lo que me gustaba, vivía estresado y con muchas actividades. Cuando las posibilidades se te reducen a cero y vuelves a renacer, entonces ves la vida de otra manera.
La puesta del sol tiene otro matiz, escucho los niños jugando y oigo el ambiente como en stereo y la vida a todo color”.
Llevó aliento a Yaqui Núñez
Feliz Vinicio Lora estudió periodismo en el Instituto Dominicano de Periodismo; locución en la Escuela de Otto Rivera, televisión en Apec e incursionó en varios programas.
Fruto de sus actividades entabló una muy buena relación con el extinto productor de televisión Yaqui Núñez, quien vivió antes que él la experiencia del ACV, pero este no corrió la misma suerte de sanarse.
“Cuando le visité nunca imaginé que algo así me pasaría, entonces cuando me recuperé fue al primero que visité para darle aliento y decirle que se levante”.