Federico Lalane José afirma que ama la vida y se emplea en estar vivo, lo que le valió superar un cáncer que le hizo metástasis.
Santo Domingo.-Salió de Samaná hacia Santo Domingo en un barco de la Marina cuando tenía 14 años, con la idea de hacerse ingeniero civil para construirle una casa a su mamá, pero la vida lo llevó por otro camino y estudió Contabilidad.
Así inicia el relato de su vida el excontralor General de la República, Federico Lalane José, quien cuenta que tuvo que trabajar de día y estudiar de noche en la Escuela Superior de Peritos Contadores cogiendo prestado a los amigos, pero nunca se le quitó de la cabeza proveer a sus padres de una casa.
“Cuando me hice contable empecé a producir y a ahorrar. Un día le llevo la llave de una casa a mi mamá y le dije: aquí está la casa que no te pude hacer, pero la compré; así cumplí con esa meta”, dice el segundo hijo de Federico Lalane Demorizi y Elisa María José, descendientes de la migración de sirios, libaneses y palestinos que ocurrió en el país a finales del siglo XIX.
Afirma que es hijo de la época en que el país era dirigido con mano de hierro por Rafael Leonidas Trujillo (nació el 18 de marzo de 1938) y que en su natal Samaná se desenvolvían a un nivel muy primario, porque todo era “muy limitado”, ya que el comercio era realizado en botes de vela, lo que llevó a que la chocolatera y la fábrica de jabón que había en el pueblo desaparecieran.
Esa situación hizo que su padre emigrara hacia Santo Domingo y luego su madre, a raíz de una enfermedad. Se ufana de haber sido criado entre mujeres, en las que estaban sus tías, tres hermanas y su madre, de la que afirma “era muy hermosa, inteligente y luchadora”.
“Mi mamá fue una luchadora formidable; mi papá un empleado público muy conservador que hizo carrera entre el Gobierno.
En mi casa siembre hubo mucha carencia y yo aprendí que uno debía vivir con lo que producía”, explica.
Leyes para defenderse
Ya entre 1956 y 1960 hizo la carrera de contaduría pública en la Universidad de Santo Domingo y con el tiempo se le metió en la cabeza estudiar leyes, no para ejercer la profesión y litigar, sino para tener una herramienta de defensa frente a todas las cosas terribles que vaticinaba podrían venir después.
Antes de detallar los empleos realizados, Lalane José cuenta que además de la familia tuvo profesores importantes en su formación académica que le dieron consistencia a su creencia en el cumplimiento de normas de vida sana, como que había que respetar lo ajeno y ser honrado.
“Nunca se me prendió el bombillito de que podía hacerme de dinero, teniendo grandes oportunidades de eso, y nada, siempre me acostumbré a vivir con lo que he producido en todos los sentidos”, señaló.
El primer trabajo que realizó fue como mensajero sirviente del Hospital Maternidad Julia Molina, hoy La Altagracia, donde ganaba 15 pesos.
De ahí pasó, también como mensajero, al Banco Agrícola, ganando 75 pesos; y con el tiempo llegó a ser ayudante del administrador general de la época.
Luego, ya profesional y de haber realizado cursos y diplomados en Puerto Rico y México, trabajó en la Corporación de Fomento Industrial, como economista industrial, del cual fue despedido, siendo subdirector del departamento financiero, por haberse opuesto a vender cemento a la Policía de la época a dos pesos.
Con la guerra de abril de 1965 fue llamado para ser vicepresidente de la Corporación de Fomento Industrial, del cual salió dos meses antes de la toma de posesión del presidente Joaquín Balaguer en 1966.
“En la Corporación de Fomento se manejaban todas las empresas de Trujillo, es decir que estando manejando grandes recursos con capacidad y decisión, yo salí a pie de esas empresas, de donde salió un paquete de gente millonaria”, confiesa.
En 1968 fue electo vicedecano de la Facultad de Ciencias Económicas de la UASD, donde impartía docencia desde 1963; luego entre 1970-72 fue vicerrector de la entidad.
Entre 2000-2004, durante el período presidencial de Hipólito Mejía, ocupó el cargo de contralor general de la República y su posición ante el manejo de los recursos le llevó a contradecir al Presidente en varias ocasiones, pero señala que era para cuidarlo.
Hermanos
Tuvo cuatro: Sonia, Dafne, Filgia y Eberto; han muerto tres de ellos en el orden inverso del nacimiento.
Eberto Lalane
Su hermano menor fue el primero en morir al caer abatido en la montaña cuando acompañó a Fracisco Alberto Caamaño Deñó en el grupo guerrillero.