Madrid, España.-Ya tenía más de trece días sin probar el distintivo sazón dominicano.
Y realmente las “patatas” (papas, rubro típico de aquí) me tenían un tanto cansado.
Entre consultas para resolver mi ansiedad compañeros me sugirieron visitar “Cuatro Caminos”, un barrio ubicado en esta enorme ciudad, cuyo sello distintivo es la presencia de miles de dominicanos.
Luego de varios minutos de trayecto en metro escuchando las “z” al final de cada palabra pronunciada por los españoles y el “vale”, como una especie de confirmación, llegué al lugar.
La recomendación no pudo ser mejor.
Allí, sin mucho caminar, encontré Sabores Latinos, un pequeño restaurante administrado por una pareja de criollos, donde finalmente logré saciar el deseo de comer arroz, habichuela y carne: la bandera.
Entre la degustación del plato me enteré que el negocio compuesto por unas doce mesas tenía solo meses de instalado.
Se trata del proyecto más ambicioso de Jubery Mendoza junto a su esposo, quienes tienen más de una década en esta nación.
“Realmente no ha sido fácil. He realizado muchos trabajos desde que llegué aquí para poder sobrevivir y echar para adelante. Esperamos que nos vaya mejor con este negocio”, manifestó la mujer.
Espíritu emprendedor
Y es que sea en una barbería, restaurante, trabajos domésticos o hasta de guía turístico, por lo general el dominicano que emigra a este país se convierte en una especie de emprendedor.
Así lo demuestra Mendoza y el ejemplo de innumerables criollos, quienes han hecho de esta nación su tierra prometida.
Pero al llegar aquí no todo es color de rosa, refiere Noelia Liriano, quien al principio de su estadía pensó varias veces retornar definitivamente a la República Dominicana.
De unos cinco pies de estatura, Liriano es la encargada de servir la mesa en Sabores Latinos.
“Al principio no fue fácil, porque dejé a mis hijas allá y esto para mí era muy diferente”, comentó Liriano, quien es oriunda de Nagua.
Con la mirada distraída la mujer hizo la afirmación con nostalgia, ya que aunque quisiera, no puede ver físicamente a sus hijas con la frecuencia que anhela.
“Por lo menos, aunque persiste la crisis económica, como extranjeros ahora tenemos más derechos aquí y con lo que gano les envío dinero a mis hijas”, continuó diciendo, mientras yo terminaba mi plato de cinco euros (RD$260).
La diáspora en números
En el pasado siglo Puerto Rico era el segundo país de preferencia para la emigración dominicana, pero desde el año 2000 España empezó a desplazar esta nación como destino.
Según las estadísticas levantadas en un estudio de la diáspora realizado por el Instituto Nacional de Migración ((INM), a 2016 un total 160,913 criollos viven en España.
“Entre 2001 y 2011 la comunidad dominicana en España creció un 275.5 %, entre 2010 y 2015 se observó un crecimiento de 35 %”, establece parte del informe cedido por Vielka Polanco, encargada del departamento de Investigación del (INM).
En los últimos años el ingreso promedio de criollos a este país del Viejo continente fue de 8,766 personas. Este incremento ha posicionado a República Dominicana como el sexto país con mayor presencia de ciudadanos entre las naciones latinoamericanas.
La cifra la superan países con mayor facilidad de ingreso como Ecuador, Colombia, Argentina, Perú y Venezuela, esta última con unos 200 mil extranjeros en España.
Fuera de Cuatro Caminos, al recorrer otros barrios de Madrid como San Cristóbal y Alcorcón, entre otros, es más que frecuente toparse con dominicanos.
Allí las costumbres criollas se hacen sentir hasta en la forma de expresarse.
Más mujeres que hombres
Con un porcentaje de 61 % con relación al global de los criollos residentes, las mujeres se ocupan principalmente del servicio doméstico, mientras que los hombres, que representa el 39 % lo hacen en la industria manufacturera y la construcción.
El salario mínimo en esta nación es de unos 700 euros. Desde 2008 España se ha visto afectada por una crisis en medio de la cual, los dominicanos han tenido que emprender la lucha por la supervivencia para mantenerse y apoyar económicamente a los suyos, principal motivo de la emigración.