Con la promulgación reciente del decreto que oficializa la creación del Instituto Nacional de Transporte Terrestre (Intrant) entidad que en lo adelante será responsable de fungir como rector del transporte terrestre, se han levantado enormes expectativas de que tal vez con esta reingeniería, el país podría encausar mejor el flujo de vehículos, prevenir accidentes y eficientizar la conducción en el país.
Para el cumplimiento de sus objetivos, el Intrant habrá de requerir cuantiosos recursos económicos, físicos y de voluntad política, puesto que solo el renglón de las motocicletas y el moto-concho, desgracia que tipifica la ineficiencia total y la desobediencia absoluta a cualquier ley, reglamento o señalización, será uno de sus enormes desafiaos.
Sin embargo, hay otras tantas medidas sencillas, lógicas y de fácil implementación que le permitirá rápidamente introducir, sin dinero, pero con racionalidad, una eficiencia inmediata cuyos resultados habrán de ser vistos rápidamente.
Nos referimos a la prohibición, con educación y consecuencias, del parqueo de vehículos en ambos lados de una misma calle, causando con ello embotellamiento e ineficiencia del tráfico.
Otras medidas serían el cambio del sentido de algunas calles para mejorar el flujo vehicular.
Para solo un ejemplo, si en el polígono central se dispusiera de una vía en sentido este-oeste toda la calle José Amado Soler, sur-norte la calle Filomena Gómez de Coba y sur-norte la calle Freddy Prestol Castillo, se lograría una eficientizacion en el tráfico, y así pudiera aplicarse en muchas otras vías
Medidas sencillas, revistas de lógica y sensatez, con la voluntad política y recursos para hacerlas cumplir sin discriminación ni favoritismos, ni para funcionarios, “padres de familia”, militares, ni ningún otro ciudadano, le granjearía enormes consecuencias positivas al Intrant, facilitando sus futuras acciones.
¡Es un tema de educación, racionalidad y consecuencias, hasta para los que resistan cruzar las calles por las esquinas!