«Mataron a mi padre y no me puedo quedar callada», se justifica Zhanna Nemtsova ante lo que va a decir.
Según ella, el «culpable político» de la muerte de su progenitor, Boris Nemtsov, ex viceprimer ministro y un veterano opositor ruso, es el presidente de Rusia, Vladimir Putin. Algo que, por otra parte, la oposición lleva varios días clamando.
«Era el crítico más prominente de Putin», sentencia. «Era el líder más poderoso de la oposición en Rusia».
«Luchó contra Putin. Contra nadie más», le dijo al reportero de la BBC Gabriel Gatehouse.
Nemtsov lo denunció por su participación en la crisis de Ucrania, el empeoramiento de la situación económica y varios casos de corrupción relacionados con la preparación de los Juegos Olímpicos de Sochi, a principios de 2014.
¿Es por eso que culpas al presidente de su muerte?, le pregunta el reportero.
«Políticamente sí», dice la hija. Y vuelve a recalcar: «Políticamente».
El presidente, por su parte, condenó el asesinato y se ha comprometido a encontrar a los responsables.
A tiros
Nemtsov, quien fue candidato para liderar al país en 1989, falleció a los 55 años causa de varios disparos recibidos mientras paseaba por Moscú con su novia el 27 de febrero.
Era una figura carismática entre los políticos de oposición y un reformador que se destacó durante el gobierno de Boris Yeltsin.
El atentado ocurrió en un puente, cerca del Kremlin, la sede del gobierno ruso.
Pero su hija, una analista de mercados y presentadora de televisión de 30 años, no lo sabría hasta horas después, cuando oyera a su madre gritar en su habitación.
«Pensé que la habían atacado», recuerda. Sin embargo, le habló de la muerte de su padre.
«En aquél momento no me lo creí y sigo sin poder creerlo».
Y es que, a pesar de que Putin en una aparición pública posterior al asesinato del opositor exhortando a poner fin a los «vergonzosos» asesinatos políticos en el país, Nemtsova no se cree ni una palabra.
«Falta de interés»
«No les interesa esclarecerlo (el caso Nemtsov). No están interesados en una investigación independiente». Habla de una investigación «completa y transparente» que, entre otros, ha solicitado la Unión Europea.
Y asegura que es por eso que las autoridades rusas no se han puesto en contacto con ella.
Dicho eso, Nemtsova vuelve a su argumento principal.
«Tras su muerte la oposición está descabezada y todo el mundo está asustado».
Y se explica: «Ahora no tenemos a otra figura así de fuerte… con tanta experiencia para confrontar a los funcionarios».
Una experimementada figura política que, por otra parte, ya había denunciado intimidación.
El pasado año Nemtsov contactó a las autoridades rusas tras recibir amenazas de muerte en su página de la red social Facebook, algo que él vinculó a su posición sobre los enfrentamientos de Ucrania.
Había estado redactando un informe con el que esperaba dejar al descubierto la participación de Moscú en el conflicto.
Pero en septiembre del año pasado la policía rechazó una investigación que Nemtsov había solicitado al respecto.
Detenciones, acusaciones y denuncias de tortura
Mientras, según lo prometido por Putin, la investigación del asesinato por parte de las autoridades rusas sigue su curso.
El sábado 7 de marzo el director del Servicio Federal de Seguridad, Alexander Bortnikov, anunció en la televisión nacional que dos hombres habían sido arrestados en la república de Ingushetia, en el norte del Cáucaso, cerca de la frontera con Chechenia, en relación al crimen.
Eran Anzor Gubashev y Zaur Dadayev, ambos chechenos.
Después se supo que habían detenido también a otros tres sospechosos, Shagid Gubashev, el hermano menor de Anzor Gubashev, Khamzat Bakhayev y Tamerlan Eskerkhanov.
Todos claman su inocencia, aunque el fin de semana Dadayev fue acusado de cometer el crimen y después trascendió que había confesado.
Pero el que fuera el segundo comandante del Batallón del Norte, dependiente del Ministerio del Interior de la república, y «uno de sus miembros más audaces y valientes» según el líder checheno Ramzan Kadyrov, denunció que fue torturado para que confesara.
Dadayev dijo a los encargados de monitorear las condiciones de los presos que estuvo dos días amarrado, con una bolsa en la cabeza, y que sólo confesó el asesinato para que un amigo fuera liberado.
Además explicó que tenía planeado decir la verdad en el tribunal, pero que no le fue permitido hablar.
Asimismo, Gubashev denunció haber sido golpeado antes de su traslado a Moscú.