Prohibido tirar basura

Prohibido tirar basura

Prohibido tirar basura

Natalie Ruiz Casado

Si nunca han leído la Ley 120-99, creo que ha llegado la hora de hacerlo. Esta ley fue emitida por el Congreso Nacional de la República Dominicana el 30 de diciembre de 1999, para prohibir a toda persona, tirar desperdicios sólidos en las calles, aceras, parques, contenes, balnearios, mares, ríos… y la lista sigue. La basura, a pesar de que existe esta ley, representa una complicación grave para los ciudadanos y ciudadanas.

El problema no está solo en la basura, sino en quienes la generan. En ciudades como Río de Janerio, en Brasil, son arrestadas hasta 100 personas a diario por violar la ley que prohíbe ensuciar la ciudad. Medidas como estas han reducido los desechos, que dicho sea de paso provocan severos trastornos a la salud de los habitantes.

La Organización Mundial de Salud (OMS), en su Análisis Sectorial de Residuos Sólidos reportó que el fenómeno de contaminación por desechos sólidos afecta el sistema nervioso y cardiovascular, así como el hígado, riñones, y otros órganos. Al no existir en la República Dominicana un tratamiento correcto para reusar o deshacerse por completo de estos desechos, nos colocamos como una de las urbes de AL que más produce basura.

Si existe una ley que prohíbe tirar basura, es inaceptable que las autoridades sepan sobre la existencia de ella y no tomen cartas en el asunto. Las personas que son sorprendidas tirando desechos en la calle, les caben de 2 a 10 días de prisión, mientras que las multas van desde 500 a 1,000 pesos dominicanos, y de ser reincidente, es de 2,000 pesos. El dinero recaudado es para la adquisición de fundas plásticas las cuales, se supone, se venden al costo y lo sobrante de esta recaudación es para educación ciudadana en el manejo de desechos, educación que debería ir más allá del lanzamiento de costosas e inefectivas campañas publicitarias que se quedan en expectativas.

Si analizamos el panorama, todo recae en la educación. La mínima formación ofrecida a la población dominicana en materia de salud ambiental y sobre cultura de reciclar (o algo tan sencillo como botar la basura en el zafacón), representa otro factor que impacta negativamente en la lucha por preservar el ambiente. Los habitantes de la capital reducen su cultura ambientalista a la higiene personal y de la vivienda… y esto es grave.

Entre los artículos de esta ley se mencionan el deber de cada persona e institución a mantener su frente limpio y libre de desperdicios, recogida debidamente y sacada en los horarios en que está supuesto a pasar el camión de la basura. Garantizar el cumplimiento de esta ley recae sobre las alcaldías y sobre los agentes de la Policía Nacional.

La República Dominicana pretende ser un país desarrollado, pero hasta que no entendamos que el desarrollo del país debe de medirse por la calidad de vida de su gente, no de las cosas, el sueño de lograr ser el país que anhelamos seguirá viéndose empañado. Algo tan básico como tener conciencia de tirar la basura al zafacón para no contaminar, es suficiente para empezar a desarrollar esa conciencia ambiental que necesitamos para poder disfrutar un ambiente limpio y sostenible.

Este país necesita gente que lo asuma, no que lo consuma.



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