El obispo de Baní, monseñor Víctor Masalles, posee razón cuando critica al dirigente perremeísta Luis Abinader tras circular en redes sociales su foto con un farandúlico que se hizo implantar senos y viste como mujer, aunque según confiesa es un engendro pues también preservó su miembro viril.
Si Luis deseaba manifestar apertura mental o buscaba apoyo de la comunidad LGBT, pudo escoger ciudadanos de ese colectivo menos polémicos, como muchos cuyo civismo y defensa de los derechos humanos les hacen admirables.
Una foto como la criticada por monseñor Masalles posiblemente reste más votos que los que aporte a cualquier aspirante político, pues evidencia pobre o cuestionable criterio.
En Twitter, Masalles dijo: “Candidato que se presta a esta mojiganga difícil que llegue a ser presidente. No desprecio a la susodicha, pero sí a su angurria política”.
Homofobia o conservadurismo aparte, Masalles correctamente alude a que para candidatearse a la presidencia es indispensable cierta sindéresis o a falta de ella sagacidad.
Aún repentista, Hipólito Mejía posee ambas cualidades. Diría “Papá”: “¡Te guayaste, Luis!”.