La palabra pareja viene del latín par, paris (igual), que significa asignar, atribuir, dar partes iguales. En base a esta etimología, la pareja debe vivir en armonía e igualdad.

Generalmente no es así, porque aparecen complicaciones que no nos permiten construir una hermosa y productiva vida acompañados.

Estamos todos inmersos en un mundo de mentiras acerca del matrimonio y uniones. Por un lado, los jóvenes pensando en que con amor todo se arregla sin estar conscientes de las responsabilidades que conlleva esta unión.

Por otro, comentarios feos, negativos, sobre la vida en pareja, que han intoxicado nuestras mentes y no nos permiten ver con claridad este tipo de vida.

Solo con un poco de equilibrio la vida de la pareja puede convertirse en una vida armónica y gratificante, sin entender que hay que hacer grandes sacrificios y dejar de ser auténticos por el solo hecho de compartir su vida amorosa con alguien.

Las relaciones de pareja sólidas se basan principalmente, además de la comunicación, en la confianza mutua, los propósitos en común, los detalles pequeños que se convierten en grandes recuerdos, la aceptación del otro tal como es, sin querer cambiarlo, la modificación de algunas conductas por aprecio a la otra persona, lo que nos hace a la larga sentir mejor a nosotros mismos, ser organizados sin ser rutinarios, respetar las diferencias compartir actividades dentro y fuera del hogar y sobre todo el conocimiento de que el otro tuvo una vida antes de unirla a la suya.

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