Puerto Príncipe, Haití.-Al menos una persona resultó herida de bala ayer en la capital haitiana, cuando la policía enfrentaba a opositores al presidente Michel Martelly, cuyos simpatizantes celebraban al mismo tiempo los tres años desde su ascenso al poder.
Los enfrentamientos entre opositores y policías en las cercanías del palacio presidencial en Porto Príncipe dejaron al menos un herido de bala.
Numerosos opositores se reunieron para manifestar su descontento y exigir la renuncia del presidente Martelly y entonces la policía intervino para dispersarlos antes de que pudieran acceder al palacio principal, frente al cual los partidarios del cantante popular devenido en líder del país se reunían para celebrar un gran concierto.
Mientras el primer ministro Laurent Lamothe apelaba a la calma de la población, una estación de gasolina ardió en llamas al tiempo que los manifestantes denunciaban durante la agitada protesta abusos y corrupción en la empobrecida nación caribeña, constató la AFP.
“No podemos retroceder a las políticas del pasado. Necesitamos crear empleos y cambiar las condiciones de vida de la población”, expresó Lamothe al tiempo que pedía control a la multitud.
El Movimiento Patriótico de Oposición Democrática denunció “tres años de abusos y corrupción” con la presidencia de Martelly y bajo presión de la comunidad internacional, el gobierno haitiano se comprometió a principios de mayo a organizar a fines de octubre elecciones legislativas y locales, con más de dos años de retraso.
Pero el acuerdo, obtenido gracias a la Iglesia Católica y celebrado por la comunidad internacional, fue rechazado por los principales partidos de oposición.
Un grupo de opositores políticos, entre ellos el partido Fanmi Lavalas, del expresidente Jean Bertrand Aristide, reclama elecciones libres y honestas con un Consejo Electoral más equilibrado.
Haití viene sufriendo desde hace tiempo una seria crisis política y los profundos desacuerdos han enlentecido su reconstrucción luego del devastador terremoto de enero de 2010, que dejó más de 250,000 muertos.
Cuatro años después, cientos de miles de habitantes siguen viviendo en precarios campamentos.
Martelly debió afrontar diversas protestas por la lentitud del proceso de recuperación.