WASHINGTON.— Cientos de personas tenían previsto acudir a la capital de Estados Unidos para la ceremonia de investidura de Donald Trump, y aunque se esperaba que la mayoría de los que llegaran a Washington el viernes lo hicieran para celebrar, algunos inconformes dijeron que su plan era hacer todo lo que pudieran para interferir en los actos de la jornada.
Una coalición que se identificó como DisruptJ20, con las siglas en inglés del día de investidura, dijo que los participantes en sus protestas intentarían cerrar o causar retrasos en controles de seguridad de la ceremonia. Su objetivo era bloquear los controles de acceso y en algunos casos se arriesgaban a ser detenidos.
“Nuestros objetivos son tener protestas masivas y bloquear la investidura si es posible, y si no es posible —si no podemos bloquear la investidura— hacer tan difícil como sea posible que Trump actúe como si tuviera un mandato”, dijo la semana pasada a la prensa el organizador David Thurston.
Pero no todo el mundo tenía previsto interferir con las celebraciones. DisruptJ20 organizó también una marcha desde Columbus Circle, ante la Union Station. Se pidió a los participantes que se reunieran a mediodía, la misma hora a la que Trump juraría el cargo como 45to presidente del país.
La marcha, que los organizadores describieron como un “Festival de Resistencia”, recorrerá 2,4 kilómetros (1,5 millas) hasta la plaza McPherson, un parque situado a unas tres manzanas de la Casa Blanca y donde se ha organizado un mitin en el que participará el cineasta y activista progresista Michael Moore.
“Vamos a organizar una fiesta en las calles para nuestro bando”, dijo Thurston, señalando que habría bateristas, músicos y un cuerpo de baile en la marcha. Trump también puede contar con que habrá protestas a lo largo del desfile oficial. El grupo antibélico ANSWER Coalition se manifestará en dos puntos del recorrido.
El jueves por la noche, manifestantes contrarios y partidarios de Trump chocaron en Washington en el exterior del recinto donde se celebraba un acto en favor de Trump. La policía utilizó aerosol de pimienta contra algunos manifestantes en un esfuerzo de controlar a la rebelde multitud.
Las protestas no terminarán cuando Trump se instale en la Casa Blanca. El sábado se ha convocado una gran Marcha de Mujeres en la ciudad en las que los organizadores esperan reunir a 200.000 personas.
Se han registrado 1.800 autobuses para aparcar en la ciudad, indicó Christopher Geldart, director de seguridad nacional en el Distrito de Columbia.
Eso implicaría que sólo en autobús llegarían a la ciudad casi 100.000 personas. Jim Bendat, experto en la historia de investiduras presidenciales, señaló que las protestas significativas en torno al Día de Inauguración tienen al menos 100 años de historia, desde la marcha de sufragistas por la avenida Pennsylvania en 1913. Bendat, autor de “Democracy’s Big Day: The Inauguration of Our President, 1789-2013”, dijo que las protestas han sido un elemento constante aunque han variado en tamaño.
La primera y segunda investidura de Nixon provocó protestas memorables, señaló. En la segunda ocasión, los manifestantes protestaban por la guerra de Vietnam.
Más recientemente, durante la toma de posesión del presidente George W. Bush en 2011, manifestantes a lo largo del desfile volvieron la espalda al paso del presidente y otros sostuvieron carteles de “Saluden al ladrón”, sugiriendo que el republicano había robado las elecciones al demócrata Al Gore. Al menos un huevo lanzado desde el público alcanzó a la limusina presidencial.
En 2005, los manifestantes interrumpieron el discurso inaugural de Bush. Es de esperar que tras una campaña electoral tan polémica, señaló Bendat, haya manifestantes en Washington que quieren expresar su opinión.
“Eso también forma parte de la democracia”, señaló.