SANTO DOMINGO.-Las creencias populares convertidas en verdad a fuerza de repetición, apoyadas y expresadas en refranes, canciones, literatura y otras manifestaciones culturales guardan un espacio importante en la proliferación de ideas machistas que fomentan la violencia de género.
El estudio “Música y violencia de género”, publicado en 2017, establece las décadas de los años 80 y 90 como las que encabezan el discurso violento expresado en canciones en contra de las mujeres.
Pero a partir del año 2000, en contraposición a esa tendencia, surgieron composiciones que hacen conciencia sobre el problema.
La Comisión Nacional de Espectáculos Públicos y Radiofonía ha emitido recientemente varias resoluciones, impidiendo la colocación en radio y televisión de temas del género urbano que promueven la violencia en sus variadas formas.
Muchas de estas canciones son mal vistas por sectores de la sociedad dominicana y este rechazo ha provocado varias campañas que motivan a sus exponentes a adecentar el contenido de sus temas.
Mensajes ignorados
No obstante, algunos clásicos de la canción popular promueven de manera directa la violencia de género y a fuerza de repetición tienden a pasar desapercibidos.
Tal es el caso de la salsa “Mala mujer”, de Joe Arroyo, publicada en Nueva York en 1978 y que justifica matar.
“Esta canción expresa una forma popular de dolor machista, donde la incapacidad o imposibilidad de mantener a la mujer como posesión conduce al callejón sin salida de tener que desaparecerla bajo el alegato de que si no es conmigo no es con nadie”, asegura el sociólogo Carlos de Peña. Agrega que la misma es fruto de una creencia muy difundida: la mujer buena no abandona a su hombre.
Nelson Ned tiene en su discografía varias composiciones de carácter sexista, sobresaliendo entre todas “El preso número 9”, escrita por Roberto Cantoral, y que al igual que “Mala mujer” se convirtió en éxito, perpetuando la visión machista.
En ambas canciones se hacen alegorías justificantes de hombres que matan a sus parejas porque estas habían sido infieles.
El pensamiento de dependencia económica que expresan estos temas es asumido como discurso social e instrumento de miedo.
Las canciones populares no son las únicas promotoras de la violencia. Es muy conocido en nuestros pueblos el adagio de que “en pleitos de marido y mujer nadie se mete” y que se refleja en el cuento “La mujer”, de Juan Bosch, donde un hombre fue asesinado por la mujer que él mismo había defendido del marido que la maltrataba.
La neurolingüista Neolfis de León ve en la narrativa del cuento de Bosch la creencia de que violencia se resuelve con violencia, aunque en la práctica, y como queda evidenciado en el citado texto, es todo lo contrario.
Nivel de influencia
La discusión sobre el impacto del arte en la toma de decisiones ha sido amplia y segmentada en dos bloques: aquellos que creen que sí influye y los que opinan que se trata de un reflejo de la realidad vivida.
De Peña afirma que asumir que el arte, en cualesquiera de sus manifestaciones, es determinante o estimulante para el ejercicio de la violencia intragénero es caer en enunciados temerarios y carentes de base científica.
“El arte es un proceso social que se construye de doble vía, desde la realidad y en la realidad”, enfatizó el sociólogo.
Esta postura es parcialmente rebatida por De León, al reconocer que a pesar de que no existe coherencia entre las líneas y faltan enlaces de grafología, estas figuras utilizadas dentro de la cohesión de canciones de origen coloquial son completadas por el cerebro y asumidas como una frase completa, asumiendo el receptor el contenido como algo normal. Agrega que su efecto es similar al de los anuncios publicitarios.
Es apoyada por la psiquiatra Mircia Pacheco, quien asegura que la violencia que se percibe contra las mujeres en los mensajes de las canciones tiene un enorme impacto, ya sea de forma positiva o negativa.
“Lo que se expresa produce en el receptor un efecto, por lo que bajo ese concepto debemos observar la importancia del arte por su cualidad de canal y de emisor a la vez”.
Aclara que el mismo contenido podría ser asumido por otro consumidor, como medio de lucha en contra de la práctica. “Todo dependerá de la formación y estado mental del consumidor”, dijo la especialista.
Razones para prohibir canciones
Justificación. Entre los considerandos de la resolución 003-18 de la Comisión Nacional de Espectáculos Públicos se citan las razones para prohibir la propagación de canciones a través de la radio y la televisión.
Habla de expresiones ofensivas a la moral y las buenas costumbres, menciona por nombre algunas canciones, las cuales considera “denigran a la mujer y laceran el respeto por la dignidad humana y demás derechos fundamentales.
Considera que los medios de comunicación tradicionales tienen la función de contribuir al fortalecimiento de la integración nacional y al mejoramiento de la convivencia humana, por lo que se responsabiliza del contenido de sus transmisiones con la finalidad de evitar influencias malsanas y perturbadoras al desarrollo armónico de la niñez.
Sin embargo, muchos sectores ven limitado el accionar de esta Comisión por el alcance e influencia del internet.