Impunidad rampante y sospechosa

Impunidad rampante y sospechosa

Impunidad rampante y sospechosa

Rafael Molina Morillo, director de El Día

Por el hilo se llega al ovillo. Si es verdad que el origen de todos nuestros males está en la corrupción, busquemos entonces el origen de la corrupción.

No hay que ser muy sabio para concluir que el origen de la corrupción es la impunidad.

En este país ser corrupto es un buen negocio, pues en el peor de los casos, si a usted lo declaran culpable de algún delito que envuelve sumas millonarias, lo más que le puede pasar es que la Justicia archive su caso y se olvide de su expediente.

Son muchos los casos de impunidad rampante y sospechosa que caracterizan a la Justicia dominicana, pero pongamos tan solo el caso de Bahía de las Águilas: se anulan miles de expedientes falsos de compra de tierras, pero los compradores de esas tierras, con conocimiento de que la operación que hicieron era fraudulenta, quedaron en libertad.

A mi manera de ver, deberían estar presos todos.

Otro caso que refuerza mi convicción de que para arreglar el país hay que empezar por la Justicia, la corrupción y la impunidad, es el del “archivo definitivo” del expediente por corrupción del exministro de Obras Públicas, Víctor Díaz Rúa, en un caso tan emblemático como ese.

Cuando nos enteramos de que el juez que emitió ese fallo no era más que un simple juez de Paz interino para asuntos de Tránsito, casi me dio un fulminante ataque de nervios.

Por suerte para mí, de esa me salvé esta vez.



TEMAS