Haitianos no lograron regularizarse retornan voluntariamente a su país

Haitianos no lograron regularizarse retornan voluntariamente a su país

Haitianos no lograron regularizarse retornan voluntariamente a su país

Santo Domingo. — El temor a las deportaciones crece en la población de origen haitiano y sus descendientes en República Dominicana a medida que se acerca el plazo para que cierre un programa especial para legalizar a los extranjeros.

Varios grupos de haitianos  al no poder inscribirse en el plan retornaban este miércoles de forma voluntaria con sillas, colchones y otras pertenencias a su país a través del punto fronterizo entre Dajabón y Ouanaminte, 300 kilómetros al noroeste de Santo Domingo.

Cientos de personas, en su gran mayoría haitianos, hacían fila el miércoles en la oficina principal del Ministerio de Interior para aprovechar inscribirse en el programa y evitar su deportación.El programa concluye  a las 12 de la media noche de este miércoles

“Hay mucha incertidumbre y preocupación”, dijo a AP Joseph Cherubin, quien coordina una organización dedicada a proveer ayuda a la comunidad de origen haitiano.

Recordó que de acuerdo con una encuesta del Ministerio de Economía de 2012 en el país viven unos 460.000 inmigrantes haitianos sin permiso de residencia de los cuales, según el Ministerio de Interior, sólo unos 250.000 lograron inscribirse en el plan de regularización y no podrán ser deportados mientras su caso es evaluado.

De todos los extranjeros que se inscribieron en el plan, unos 10.000 han cumplido todos los requisitos y de ellos apenas 300 ya recibieron su permiso temporal de residencia. Los demás tendrán un plazo limitado para concluir el trámite.

Además, las autoridades estiman que más de 50.000 personas nunca fueron registradas y no cuentan con ningún tipo de documento, como los hijos de Jean-Francois. De esa comunidad, sólo 8.000 se inscribieron en un programa paralelo que también buscaba legalizar su estatus.

“Estamos hablando de que 300.000 personas son susceptibles de ser deportadas”, indicó Cherubin. Rubén Paulino, director de Migración, explicó que todos los extranjeros deberán portar el comprobante de que se inscribieron en el plan y mostrarlo a los agentes migratorios cuando los detengan en la calle.

El funcionario anunció que las patrullas migratorias recorrerán las zonas donde hay una alta concentración de inmigrantes haitianos para detener y repatriar a aquellos que no se hayan inscrito. La cancillería haitiana anunció que establecería un centro de acogida cerca de la frontera con República Dominicana para recibir y dar asistencia a los repatriados.

“No tengo a nadie en Haití”, explicó Jaquenol Martínez, un inmigrante haitiano que llegó a República Dominicana en 1963 para trabajar en los cañaverales, donde ha vivido 52 de sus 60 años.

Con una credencial que lo acredita como trabajador azucarero Martínez intentó inscribirse en el plan de regularización de extranjeros que estableció el gobierno dominicano en junio de 2014 para legalizar a los inmigrantes que llegaron al país antes de octubre de 2011; pero las autoridades le exigían dos documentos que nunca tuvo: pasaporte y cédula de su país.

El plan, previsto desde 2004, fue puesto en marcha con 10 años de retraso ante la exigencia del Tribunal Constitucional que además ordenó en una controvertida sentencia de 2013 abrir juicios individuales para anular la nacionalidad de los descendientes de extranjeros que no tuvieran permiso de residencia, como ocurre con los descendientes de Martínez y de miles de trabajadores haitianos.

Martínez intentó tramitar su credencial de identidad en la embajada de Haití, que se había comprometido a emitir pasaportes a todos sus ciudadanos en República Dominicana para que se inscribieran en el plan de regularización, pero la sede diplomática aún no le ha entregado ningún documento.

El hombre se manifestaba este miércoles con cientos de trabajadores cañeros en los alrededores del Ministerio de Interior, que coordina el plan de regularización, para demandar que el gobierno les permita inscribirse sólo con sus credenciales de trabajadores.

“Por mi propia fuerza ya no puedo resolver nada”, se lamentó Delinua Jean-Francois, otro inmigrante haitiano que desde 1984 trabaja en los cañaverales dominicanos y tampoco pudo legalizar su estatus migratorio pese a haber hechos largas filas en los centros de registro.

Por carecer de documentos Jean-Francois nunca pudo registrar el nacimiento de ninguno de sus cuatro hijos nacidos en República Dominicana, por lo que él y su familia están en riesgo de ser deportados.