“Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen
en sí el decoro de muchos hombres”.
José Martí
La propuesta de la diputada Faride Raful (PRM-Distrito Nacional) de que se nombre una comisión que investigue por qué el Gobierno dominicano le pagó más de RD$1,400 millones a dos empresas del publicista brasileño Joao Santana, después que el mismo estaba sometido por corrupción en su país, cayó como si fuera ‘ácido del diablo’ a algunos diputados oficialistas, que consideraron la petición como una afrenta y una desconsideración al presidente Danilo Medina.
De confirmarse la denuncia, la escandalosa suma de dinero entregada a Joao Santana sería el pago más elevado a un asesor de en campaña en la historia dominicana.
Tanta urticaria causó la propuesta de la joven diputada que la mayoría mecánica del PLD boicoteó el turno previo (más bien denuncia) en que estaba explicando el porqué de su iniciativa. De más está decir que el tema ni siquiera se debatió y mucho menos se nombró la susodicha comisión. Al parecer Joao Santana es una vaca sagrada para los diputados morados, y no debería ser así.
Creo que el más interesado en que se aclare el pago a Joao Santana, después de salir de República Dominicana directamente a una cárcel en Brasil, debería ser el presidente Danilo Medina, de quien el publicista carioca era principal asesor de campaña (2012), pues no estamos hablando de pajas de coco, sino de más de 28 millones de dólares.
Los diputados oficialistas que boicotearon o pretendieron boicotear el turno de Faride olvidaron que además de legislar y representar, los congresistas tienen como función fundamental, fiscalizar a los otros poderes del Estado. Y dados los hallazgos que –según afirmó en el hemiciclo- había hecho la diputada, lo menos que debieron hacer era designar la comisión, pues como dice el dicho, “quien no tiene hechas, no tiene sospechas”.
A pesar de que recibió el rechazo visceral y agresivo del oficialismo y apenas un apoyo tímido de su partido, Faride se ganó una vez más el respeto y la admiración de la sociedad decente, y demostró que el cubano José Martí tenía toda la razón cuando hablaba de que “…siempre hay otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres (y mujeres GM)”.
Con el permiso del senador, que presuntamente andaba montado en zancos cuando el lodazal de Odebrecht (lo cual ni él mismo se lo cree), Faride Raful sí que se erigió como una verdadera flor en el pantano.
Por eso merece el apoyo resuelto de la sociedad, sin banderías políticas.
Lamentablemente, como decía ayer el exrector de la UASD Roberto Santana, la delincuencia política ha colocado a sus operadores (políticos) en las instituciones del Estado (Congreso incluido, agrego yo) y desde allí están blindados y controlan todo.
Luego se quejan de la delincuencia callejera, de la inseguridad, hasta se atreven a pedir “manos duras” contra los ladronzuelos de barrio. Cuánta hipocresía.
A menos que tengan miedo a que de la investigación salga pus, no veo razones para que los diputados se opongan a que se investiguen los pagos que hizo el Gobierno dominicano a Joao Santana entre 2012 y 2016.
Definitivamente, para que haya transparencia en el Congreso hace falta que tengamos más voces como la de Faride y menos zánganos incondicionales y apañadores de corruptos.