Fanáticos sordos y ciegos

Fanáticos sordos y ciegos

Fanáticos sordos y ciegos

Hugo López Morrobel

Ser fanático de lo que sea es el estatus más angustiante por el que pasa el ser humano.

Su definición lo deja bien claro: ‘es quien defiende una creencia o una opinión con pasión exagerada y sin respetar las creencias y opiniones de los demás, al punto de que se tornan violentos’.

Cuando se es fanático no se analiza objetivamente, y siempre hay una justificación para seguir dando apoyo a una causa, aunque la misma sea injusta.

En los deportes, es difícil convencerlos de los errores de jugadores o dirigentes, siempre se mantienen apegados a sus insignias, no importa lo que pase.

Uno de los ejemplos más cercanos que tenemos lo representan los seguidores de las Estrellas Orientales en el béisbol profesional, equipo que ganó su último campeonato en la campaña 1968-69, sin embargo, aunque no han motivado a muchos a que se integren, los que estaban permanecen incólumes.

Los Cubs, que el pasado sábado pasaron a la Serie Mundial, no ganan un título desde 1908, sin embargo, había que ver la locura colectiva que se vivió y todavía hoy se mantiene en Chicago tras su clasificación.

No importa que se insista en la “maldición de la cabra”, los seguidores de los Cubs están firmes en borrarla a partir de mañana. Eso se llama ser fanático.



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