Éxito de lucha contra el sida en Sudáfrica perjudica comportamientos preventivo

Éxito de lucha contra el sida en Sudáfrica perjudica comportamientos preventivo

Éxito de lucha contra el sida en Sudáfrica perjudica comportamientos preventivo

JOHANNESBURGO.- En Sudáfrica, el país más afectado en el mundo por el sida, el miedo a morir de esta enfermedad disminuyó gracias a los tratamientos antirretrovirales pero la consecuencia es que los habitantes descuidan las medidas preventivas.

Después de un largo período de tácticas dilatorias, las autoridades sudafricanas garantizan desde 2004 una distribución pública gratuita de tratamientos que no está totalmente generalizada pero que llega a 2,4 millones de pacientes, el doble que hace tres años.

La esperanza de vida de la población, que había caído radicalmente en un país donde hay 12,3% de personas afectadas por el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida), o sea 6,4 millones de personas, mejoró radicalmente, pasando de 51,6 años en 2005 a 60 años actualmente.

Frente al hospital Helen Joseph, uno de los más grandes de Johannesburgo, la distribución de medicamentos se realiza en diez minutos.

Un médico ve al paciente y transmite electrónicamente la receta a la farmacia, donde 90 segundos después un robot hace caer las preciosas cajas en un distribuidor automático.

La iniciativa financiada con ayuda estadounidense pone en evidencia los progresos realizados desde la época del presidente Thabo Mbeki, cuando fueron necesarias manifestaciones y una decisión judicial en 2002 para obligar al gobierno a reaccionar contra el sida.

Sin embargo, la consecuencia paradójica de este amplio acceso a los medicamentos es que «la gente ya no toma el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) en serio como debería, en particular la gente de mi edad», señaló Palesa Motau, de 21 años, asesora voluntaria para el sida en la Universidad de Pretoria.

Por otra parte, 480 millones de preservativos fueron distribuidos gratuitamente el año pasado. Se trata de un esfuerzo extraordinario, aunque se necesitarían 650 millones, según un experto de la UNICEF, la agencia de las Naciones Unidas para la protección de la infancia.



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