Cada vez que quieren, los gobiernos ponen en la agenda de los medios de comunicación los temas que les interesa que se discutan. Y, lamentablemente, casi siempre lo logran.
Es bien sabido que la ideología que prima en cualquier época será la de la clase dominante, pero en los últimos tiempos, pese a que la internet nos permite en cierto modo romper el cerco, los gobiernos han logrado perfeccionar sus estrategias para manipular a las masas, tristemente con la complacencia de los grandes medios.
Esa es una de las principales razones por las cuales gente que te dice que lo que gana no le alcanza ni para comer tiene una valoración positiva del verdugo de turno.
Por eso nunca está de más ahondar un poco en el mecanismo utilizado por los gobernantes para influir en la percepción de la gente.
Aunque muchos se lo atribuyen al lingüista y pensador estadounidense Noam Chomsky, fue el escritor francés Sylvain Timsit quien describió en 2002 las 10 estrategias de la manipulación mediática masiva a través de los medios de comunicación, para embobar a la población.
Creo oportuno compartir con los lectores de EL DÍA las 10 estrategias de manipulación que –según Sylvain Timsit- utilizan los gobernantes para conocer, entretener y controlar a la población, para mantenerla distraída, con la falsa ilusión de que está bien, o que cada quien es culpable de sus problemas, debido –sobre todo- a su falta de inteligencia, sus pobres capacidades, o su falta de esfuerzo. He aquí el decálogo en cuestión:
1 La estrategia de la distracción
2 Crear problemas y después solucionarlos
3 La estrategia gradual
4 La estrategia de diferir
5 Dirigirse al público como si fuera un niño
6 Utilizar el aspecto emocional antes que la reflexión
7 Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad
8 Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad
9 Reforzar la autoculpabilidad
10 Conocer a los individuos mejor que ellos mismos
Según el decálogo de Timsit (disponible en internet), de todas, la estrategia de la distracción es el elemento principal del control social, y consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las élites políticas y económicas, mediante la técnica de la inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes.
Corresponde a la parte más pensante evitar que a la sociedad se le siga manipulando como si de niños se tratara.
Es una tarea difícil, pero imprescindible, pues solo un pueblo educado y consciente podrá acabar con un sistema tan mediocre, injusto e inhumano como el que impera hoy.