Empresa GM sigue bajo telón de cuestionamientos en mercado

Empresa GM sigue bajo telón de cuestionamientos en mercado

Empresa GM  sigue bajo telón de  cuestionamientos en mercado

Bloomberg News.-Desde el momento en que comenzó el escándalo por los problemas de seguridad, General Motors Co. está tironeada por dos necesidades opuestas.

Por un lado, tiene que recuperar la confianza del público después de esperar más de una década para retirar autos con un defecto mortal. Por otro, tiene que evitar toda la responsabilidad legal y las consecuencias de relaciones públicas que pueda.

A juzgar por la historia de la compañía, uno esperaría que GM pecara de sinceridad. Como dijo la máxima responsable ejecutiva, Mary Barra, durante la conferencia de prensa de ayer, la investigación del escándalo del interruptor de encendido que ella ordenó mostró la necesidad de un cambio cultural fundamental.

Y, sin embargo, después de una reunión con empleados y la conferencia de prensa sobre el informe del abogado Anton Valukas, los periodistas se llevaron la sorpresa de que GM en realidad no revelaría el informe al público ni a los medios de prensa. 

La Administración Nacional de Seguridad del Tránsito en las Rutas (NHTSA, por sus siglas en inglés) más tarde entregó un ejemplar expurgado del informe de más de 300 páginas, pero para entonces los ejecutivos de GM estaban muy lejos de la reunión de prensa.

Evidentemente, GM optó por pecar de cautelosa en lugar de responsable. Esto podría convertirse en un verdadero problema, porque el mensaje de Barra -que las impactantes revelaciones del informe darían lugar a una compañía nueva, mejor y más centrada en el cliente- no es precisamente nuevo.

Hace sólo cinco años, la visión de una General Motors transformada contribuyó a que se aceptara su impopular rescate.

Este estuvo precedido por casi cincuenta años en que los ejecutivos aseguraban que el siguiente vehículo o informe anual anunciaría el retorno de GM a la grandeza. Si alguna vez hubo un momento para una conversión de GM como la de Pablo en el camino a Damasco, fue en 2009.

Pero, si alguna vez hubo una segunda oportunidad para que GM asumiera toda su responsabilidad -con la esperanza de poner fin a décadas de confianza pública perdida-, fue con este informe.

La valoración de Barra sobre las conclusiones de Valukas, a las que calificó de “brutalmente duras y profundamente preocupantes”, fue casi una minimización, dado el “patrón de incompetencia y descuido” que llevó a la muerte de por lo menos trece personas.

El problema técnico básico identificado por Valukas pone a prueba la credibilidad: “ingenieros altamente calificados con la responsabilidad de proporcionar a los clientes automóviles seguros y confiables… no comprendieron una de las consecuencias más fundamentales de que el interruptor fallara y se plantara: que los airbags no se desplegarían”.

Al documentar diversas investigaciones de calidad y seguridad de GM, Valukas señala que ninguna descubrió lo que encontraron investigadores externos mucho menos preparados.

Incluso después de once años de “no demostrar urgencia”, el comité que ordenó el retiro de los vehículos, que incluían al Chevrolet Cobalt, en diciembre de 2013 postergó su decisión otras seis semanas. En un mercado automotor atestado y competitivo, es casi impensable que una gran automotriz muestre semejante indiferencia por la seguridad del cliente y siga en actividad.



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