Mientras preparaba un revoltillo de huevos pensé que, debido a la injusta distribución de la riqueza, los pobres ni de eso disponen para comer.
Me dolió. Mi mente voló al Gobierno, a los ricos, corruptos y terminé enojada con el Poder Judicial.
Analizando sus acciones, su práctica, aprendemos que los infelices y los que tienen poco poder económico son los destinados a recibir todo el peso de la ley, pero si usted es poderoso y tiene millones no le pasa nada.
Para recordar la verdadera misión del Poder Judicial, revise el marco teórico. Dice que es uno de los tres poderes del Estado que conforman el gobierno de la nación.
Su misión es ser guardián de la Constitución y las leyes. Consiste en administrar la justicia, con equidad, objetividad, para resolver conflictos y garantizar los derechos de las personas, consolidar la paz social, la democracia, juzgando y haciendo ejecutar lo juzgado.
Diría que su actuación es determinante en la preparación de una plataforma firme, que sustente el desarrollo armónico y equilibrado de la nación. De ahí que sus miembros deben ser honestos, confiables, capaz de garantizar la seguridad jurídica y el respeto a los derechos humanos, de actuar con equidad, imparcialidad e independencia de criterios.
Lamentablemente no es así. Algunos funcionarios judiciales se desvían de su misión. Dan lecciones negativas que contrarrestan los esfuerzos de los ciudadanos por ser honestos y prosperar por buena lid.
¿Cómo fueron estructuradas las Altas Cortes? El que alguien con poder haya señalado a quienes las ocupan, es horrible. En sus afanes de agradecer, siguen sus directrices y hasta blindan corruptos.
Asusta pensar que en los tribunales de justicia suceda lo mismo que en organismos encargados de combatir las drogas, como la Dirección Central Antinarcóticos, Dican.
Están investigando funcionarios a quienes, supuestamente, narcotraficantes les pagaban “peaje” para que permitieran la distribución y ventas de drogas, y peor aun, porque luego de incautarla, procedían a negociarla, llevando millones a sus bolsillos. ¡Qué pena!
Se teme que algo similar pase en los tribunales, en las Altas Cortes, cuando se presentan casos de corrupción, involucrando líderes y funcionarios poderosos, acusados de obtener sumas millonarias de manera ilícita. Preocupa que al llegar el pastel a su mesa se deslumbren y olvidándolo todo procedan a degustarlo.
Son muchos los casos, donde llueven las evidencias, pero los jueces, con gestos que recuerden su autoridad, archivan el expediente, “por pruebas insuficientes”.
Son dignos de admiración los que al menos se atreven a destapar la “caja de Pandora”, presentando la acusación, pues el final del evento es conocido: los poderosos terminan como víctimas, “calumniados por envidiosos”.
Como cada nación tiene el gobierno que se merece, si alguno de ellos se presentara como candidato a la presidencia, lo probable es que triunfe.
Por los mismos motivos que lo libera de culpa el Poder Judicial, los que imploran un plato de comida le dan el voto y comunicadores sociales le tienden la alfombra.
Solo Dios conoce mi pique cuando miembros del Poder Judicial pierden la objetividad, olvidan su misión y no les importa el futuro de la nación.