Sería deshonesto de mi parte declararme “amigo de Carlos Reyes”. Podría alegar que hace mucho que le conozco. Que he visto decenas, quizás centenares de publicaciones suyas. Y que siempre me provocan admiración y asombro.
Eso sí, en nuestro mundo literario, el señor Reyes es dueño de un prestigio indudable. Está muy extendido el criterio sobre “su esmerada educación” y “conocimiento literario absolutamente fuera de lo usual”.
Luego de este curioso preámbulo, bueno es preguntarse quién es el señor Carlos Reyes. Diría, en principio, que se trata de una persona que ha dedicado toda su vida al trabajo, al estudio y la lectura.
Sus escritos llaman la atención por su conocimiento, no solo enciclopédico, sino profundo y sistemático tanto de las letras nacionales, como de los más destacados autores españoles y latinoamericanos.
Ha estudiado los prosistas mayores de nuestro idioma, al igual que aquellos que ocupan el sitial fundamental como clásicos de la humanidad. Conoce al dedillo los escritores de mayor relevancia de cada época, y habla de ellos con un conocimiento de causa y una naturalidad que yo calificaría como definitivamente extraordinaria.
Insisto: ¿quién es Carlos Reyes? Un joven que apenas supera las tres décadas. Nació en Moca, pero desde hace tiempo vive en Mao. Quienes le han tratado se refieren a su “sencillez admirable” y apuntan que “habla bajo y despacio y apenas si sonríe”.
Tras intercambiar brevemente con él en un par de oportunidades –lo conocí por un trabajo que publicó sobre una colección de seis libros míos reunidos en el volumen “Confidencias en torno al oscuro destino de la única mujer fatal”- me dije que este amante de las letras no era para nada alguien común y corriente.
No se lo manifesté, pero pensé para mí que, alguna vez, esta inteligencia debidamente orientada y supervisada, terminaría por llenar de orgullo y renombre nuestras letras, con la mucha falta que nos hace.
En la medida en que le he ido tratando creo con toda franqueza que el tiempo terminará por darme la razón. Ojalá y así sea.
La pregunta es si Carlos Reyes, alguna vez, podrá llenar las expectativas que muchos nos hemos forjado. Y no por él. La verdad es que lidiamos en un medio cada vez más difícil donde aptitudes como las suyas sencillamente son en muy poco valoradas.
El contexto vigente es muy bueno para otra clase de personas. El mejor de los ejemplos es que Carlos Reyes hace algún tiempo solicitó una beca para hacer una maestría en Literatura Española e Iberoamericana en la Universidad de Salamanca y, según supe, ha tropezado con todos los obstáculos y los peros del mundo, al extremo de que sus posibilidades para su obtención lucen cada día más remotas.
Por situaciones como esta es que uno ve cómo nuestro país se reduce día a día en sus posibilidades y perspectivas. Es imposible concebir un futuro luminoso cuando personas como Carlos Reyes, quizás no encuentran el camino adecuado para desarrollar como Dios manda sus enormes capacidades.
Y esto es, sencillamente, lamentable.
Esperemos equivocarnos y que no sea este su caso.