¡Doce pesos!

¡Doce pesos!

¡Doce pesos!

Rafael Molina Morillo, director de El Día

Cuando escuchamos que cada agente de la Policía Nacional recibe una asignación diaria para desayuno, almuerzo y cena, tuvimos la sensación de que, después de todo, no andamos tan mal en materia de servicios sociales.

Pero ¡oh! sorpresa. Grande fue la desilusión cuando se nos aclaró que se trata de una asignación de doce pesos para las tres comidas.
¡Doce pesos! ¿Qué se puede hacer con doce pesos?

En vista de que no soy muy aficionado a visitar los supermercados, colmados, pulperías ni ventorrillos, realicé algunas investigaciones cuerpo a cuerpo con amas de casa de diferentes capacidades económicas y descubrí que con doce pesos solo se puede adquirir una de estas cosas: un pan y un huevo, (y me sobran dos pesos); un bizcochito esponjoso y un juguito de cajita; dos guineos y me sobra un peso para una menta; y me falta uno o dos pesos para un plátano verde. Y así por el estilo.

Con una dieta como esa y un revólver en la cintura hay que ser un héroe para no ser un villano. ¡Qué injustos somos los que siempre les echamos la culpa de todo!



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