Horas antes de las desafortunadas declaraciones de Wally, sobre el auge del tráfico de drogas y la corrupción en Santo Domingo, su jefe inmediato el subsecretario de Estado de Asuntos Latinoamericanos decía en Washington todo lo contrario: pese a un aumento del 11 % en el uso de rutas caribeñas, la abrumadora mayoría de las drogas consumidas en Estados Unidos llega vía América Central y México.
Tras tres años metiendo la pata aquí, quizás lo mejor de Brewster es su valiente defensa de los derechos de la comunidad LGBT, pero hasta en eso ha sido chapucero.
Y eso que su currículum al ser nominado informaba al Senado que es experto en comunicación y mercadeo cuyas destrezas dizque mejorarían las relaciones entre nuestros países.
La pareja de Wally mete la cuchareta con ridículos tuíts, sobre la emigración dominicana a Estados Unidos, cuando ellos ambos han tenido casa aquí desde antes de venir como embajadores. Tres años bastan. Esta parejita hará bien en volver a Chicago o buscar algún otro destino donde sean útiles.