Ahora resulta que muchos de los hombres y mujeres a los que la sociedad les paga para que la protejan; esos mismos que llevan un uniforme y están investidos de autoridad y poder y en cuyas manos está la grave responsabilidad de mantener el orden público y la seguridad colectivas; no son más que unos buenos sin oficio, vagos y holgazanes, unos perfectos zánganos.
Y esto no lo he dicho yo, sino quien tiene todo el derecho a saber lo que pasa en el cuerpo que él encabeza.
Me confieso sorprendido y hasta estafado en mi inocencia y mi buena fe. Desde que tengo uso de razón había creído que el policía no descansa, que un agente policial nunca está franco, siempre está en servicio, trabajando, a la orden de sus deberes cívicos y presto a acudir donde se le reclame en defensa de la ley.
Pero ahora resulta que no es así y el problema que se me crea es que si se me presenta la necesidad de llamar un policía, no podré distinguir cuál es el vago y cuál es el serio y cumplidor.
Yo no sé si quien habló de policías vagos midió bien el alcance de sus palabras, pero sospecho que en la Policía hay cosas que no andan bien.
Ya el hecho mismo de que haya tantos vagos en sus filas es uno de los peores síntomas de malestar. Porque sabemos que aquel filósofo chino que dijo que el trabajo ennoblece fue el mismo que enseñó que el vago no inventa nada bueno y que la ociosidad es madre de los vicios.
Qué se le puede ocurrir a un haragán sin oficio, sin dinero, con un arma de fuego en la cintura, ganando un “sueldo cebolla” en medio de las tentaciones que abundan en esta sociedad. Siempre se ha escuchado a los sucesivos jefes policiales hablar de la labor de depuración que hacen en las filas de la Policía, pero al parecer esa depuración no toca a los portadores de uno de los peores vicios, el de la vagancia.
Entonces quien queda mal no es solo el vago, sino el que conoce al holgazán y le paga sin trabajar. Siendo así, lo más sano sería buscarle oficio al que no trabaja y a todos los agentes estimularlos con un pago digno para que cumplan con su deber.