Cuban President Fidel Castro (L) confers with long time Caribbean political figure and Dominican Republic ex-President Joaquin Balaguer at his home in Santo Domingo 23 August on the second day of Castro's official visit to the Dominican Republic. This is Castro's first visit to the Dominican Republic. AFP PHOTO Roberto SCHMIDT
Santo Domingo.-La visita que realizó en agosto de 1998 el ahora extinto exlíder de la revolución cubana, Fidel Castro, a la República Dominicana fue todo un acontecimiento, pues era la primera que realizaba al país desde que asumió el poder en su país el primero de enero de 1959.
Leonel Fernández era un joven gobernante que llevaba por primera vez al poder al Partido de la Liberación Dominicana gracias al apoyo de Joaquín Balaguer a través del denominado «Frente Patriótico», que buscaba cerrarle el paso al entonces candidato del Partido Revolucionario Dominicano, José Francisco Peña Gómez.
Le había tocado al discípulo de Juan Bosch restablecer relaciones consulares y luego formalizar relaciones diplomáticas con Cuba.
Castro vino a República Dominicana el 20 de agosto para participar de la Reunión de Jefes de Estado y de Gobierno de Caricom y al término de la misma inició una visita oficial.
Asistían los mandatarios de la región, pero los ojos estaban centrados en Fidel Castro. Las actividades programadas eran diversas, sin embargo, la que más se esperaba era la reunión del caudillo cubano con el caudillo dominicano Joaquín Balaguer, en aquel momento ya un nonagenario político de 91 años, pero tan activo en la política que dos años después se presentó como candidato presidencial, llevando a su Partido Reformista Social Cristiano a ser el segundo más votado, por encima del Partido de la Liberación Dominicana, que como partido quedó en tercer lugar.
En esa oportunidad, siendo reportero para el periódico Listín Diario, me tocó cubrir las visitas de Fidel Castro a Joaquín Balaguer y Bosch.
Ambas caracterizadas por fuertes medidas de seguridad.
La nota periodística publicada el lunes 25 de agosto resaltó el intercambio de piropos entre Castro y Balaguer, llevando como título principal expresiones de cada uno de ellos. “Castro: Siga con su inteligencia preclara”; “Balaguer: Ojalá yo tener la suya”.
A continuación el contenido de la información en cuestión:
Aunque son dos de los políticos más audaces de América Latina, su conversación no fue un tratado sobre cosas de Estado o del manejo de situaciones delicadas. Fidel Castro y Joaquín Balaguer agotaron gran parte de su reunión en tributarse elogios y conversar sobre literatura.
Balaguer lucía de muy buen humor, conversaba con una amplia sonrisa en su rostro y en ocasiones reía a carcajadas. Fidel Castro lucía impresionado de cómo un hombre de 91 años todavía tenía tanta lucidez.
“Siga así con su inteligencia preclara”, le dijo el presidente Castro a Balaguer cuando se paraba para abandonar la residencia. Pero el exmandatario dominicano no se quedó atrás y de inmediato le dijo: “Ojalá yo tener la suya”, expresión que fue seguida de una carcajada por parte de los presentes.
Los dos reúnen 168 años de vida y 61 años de gobierno. Tenían mucho de qué hablar y lo hicieron por más de 40 minutos.
“He disfrutado esa conservación que hemos tenido y todo lo que he aprendido”, la manifestó Castro a su anfitrión.
Castro llegó a la residencia de Balaguer a las 10:00 de la mañana acompañado de un aparatoso dispositivo de seguridad, lo que ha sido la constante durante la visita del mandatario cubano a la República Dominicana.
El exmandatario dominicano, el único de los tres grandes caudillos dominicano de los últimos 30 años que permanece activo en la política, sonreía con satisfacción y con la cabeza ligeramente inclinada hacia Fidel Castro, y le manifestó ser un admirador de su figura histórica.
“Me tiene aquí como un soldado suyo. Soy un admirador ferviente y me identifico con sus ideas de independencia y libertad de los pueblos y para la libre determinación”, expresó el nonagenario líder político dominicano.
Balaguer abandonó el poder en 1996 al celebrarse unas elecciones presidenciales adelantadas luego de que se recortara el mandato presidencial que se iniciaba en 1994. En esa crisis, el gobierno de Estados Unidos tuvo una gran incidencia en la firma del “Pacto por la Democracia”, que redujo el mandato de Balaguer.
En esa ocasión los seguidores del líder del Partido Reformista Social Cristiano lanzaron fuertes críticas al gobierno norteamericano al que acusaban de inmiscuirse en asuntos internos de República Dominicana y de inclinarse a favor de uno de los candidatos que terciaron en esas elecciones.
El “Pacto por la Democracia” se firmó debido a las múltiples irregularidades detectadas en ese certamen.
Balaguer por años fue considerado un aliado de los norteamericanos y sus doce años de gobierno comprendidos entre 1966 y 1978 se caracterizaron por sus enfrentamientos con los grupos de izquierda, muchos de los cuales fueron ayudados por el propio Fidel Castro.
El mandatario cubano ha tenido que enfrentar durante más de 35 años el embargo de Estados Unidos, pero en los dos últimos años de gobierno balaguerista (1994-1996) recibió un respiro en la República Dominicana cuando empezaron a hacer negocios pese a que no existían relaciones diplomáticas ni consulares.
Juan Bosch y Castro
Fidel Castro inició la mañana con una visita al expresidente Juan Bosch, derrocado en 1963 por un grupo de militares que lo acusaban de comunista.
El presidente Leonel Fernández pasó por el hotel Jaragua en busca de Castro y los dos juntos acudieron a la casa del fundador del Partido de la Liberación Dominicana.
La visita se extendió por unos 30 minutos. Y la principal contertulia de Castro fue Carmen Quindiello de Bosch, que nació en Santiago de Cuba y junto a su esposo ha mantenido lazos permanentes con la vecina isla.
Los esposos Bosch tienen asignadas una de las viviendas oficiales del gobierno cubano en el “exclusivo” sector de Miramar, en La Habana. Al término de la reunión Castro continuó el recorrido en su Mercedes Benz blindado, mientras que Fernández partió en el vehículo presidencial en el que había llegado con su colega cubano.