Estos Buenos Días son para ti, Danilo. Supongo que otros, antes que yo, se han adelantado para darte consejos sobre cómo gobernar este país, especialmente en los tres años que faltan para completar el presente período constitucional, por aquello de que “lo importante no es como se empieza, sino como se termina“.
La diferencia entre los consejos que te regalan tus acólitos, en una dirección, y los míos, en otra, estriba en que estos son gratuitos, a cambio de nada y podrían abrirte las puertas de la gloria.
Mi recetario es fácil. En primer lugar, no te voy a pedir que renuncies al empleo que tienes, porque eso es utópico y yo quisiera que me tomes en serio.
Me conformaría, y conmigo millones de ciudadanos, con que des un giro de 180 grados, y alejes de tu lado a todos los ministros y demás funcionarios corruptos e incapaces a quienes has confiado responsabilidades públicas, y dejes de proteger a otros aunque les debas favores políticos.
Que metas en la cárcel a los ladrones y delincuentes de toda laya, oficiales o privados. Que pongas en vigor efectivo la Constitución y las leyes, con excepción de la reelección.
Que hagas todo lo que haya que hacer para que los poderes Legislativo y Judicial sean realmente poderes y no cuevas de bandoleros. Hay mucho espacio para seguir enderezando al país. Pero si hay voluntad, se puede.