Bloomberg News.-Incluso para Brasil, un país donde las crisis no son nada raras, la reciente y rápida sucesión de conmociones financieras, económicas y políticas quita el aliento.
Después de una semana en la que el principal financista joven del país fue a parar a la cárcel junto con un senador – llevando su banco a una lucha por sobrevivir — y Goldman Sachs Group Inc. advirtió que la economía se estaba deslizando hacia una depresión con todas las letras, se iniciaron procesos de juicio político contra la presidenta Dilma Rousseff a última hora del miércoles.
Aunque a la larga las audiencias se centrarán en averiguar si Rousseff violó las leyes presupuestarias, la raíz de su amplia impopularidad es la misma que llevó al banquero André Esteves a prisión y detuvo la economía: un escándalo de corrupción sin precedente que paralizó a las mayores compañías brasileñas y congeló la actividad política en la capital.
Como el producto interno bruto está ahora contrayéndose a un ritmo anualizado de casi 7 por ciento y el déficit del presupuesto se dispara a su mayor nivel en al menos veinte años, la moneda y los mercados de bonos locales de Brasil registraron este año las mayores pérdidas entre todos los países emergentes.
“Lo importante es que Brasil tendrá una resolución política en algún momento de los próximos meses”, dijo Pablo Cisilino, que colabora en la gestión de US$42,000 millones en deuda de mercados emergentes que incluyen bonos brasileños en Stone Harbor Investment Partners LP en Nueva York.
“Si la forma de lograrlo es el juicio político, entonces será bien recibido por el mercado, pero hay muchos giros y cosas que pueden suceder de hoy a entonces”.
El presidente de la cámara de diputados, Eduardo Cunha, dijo el miércoles a la noche que aceptó uno de los 34 pedidos de juicio político a la presidenta por cargos que van desde financiar ilegalmente su reelección hasta adulterar las cuentas fiscales este año y en 2014.
Las audiencias para el juicio político podrían llevar meses y requerir varias votaciones del Congreso que finalmente podrían desembocar en la destitución de la presidenta.
Rousseff impugnará cualquier proceso en la Corte Suprema, según un funcionario del gobierno con conocimiento directo de su estrategia de defensa.
Prueba para el gobierno
La iniciativa de Cunha pondrá a prueba el apoyo a la presidenta en el Congreso después que el gobierno y la oposición pasaron meses intentando ganar legisladores para sus respectivos bandos.
También amenaza con paralizar la agenda económica de Rousseff confome ella se concentre en salvar su vida política en vez de evitar nuevas rebajas de la calificación crediticia del país y reactivar la economía.
“Esta es una fuente de ruido e incertidumbre de corto plazo, y con el Congreso enfocado en el proceso de juicio político, disminuyen las probabilidades de que veamos progresos tangibles en la agenda de saneamiento fiscal”, dijo Alberto Ramos, economista jefe para Latinoamérica Goldman Sachs.
Algunos inversores consideraron positiva la decisión de Cunha y apuestan a que podría llevar a una resolución del estancamiento político.
El mayor fondo cotizado en bolsa de Brasil revirtió pérdidas y se disparó el miércoles a última hora, terminando el día 2,5 por ciento arriba.
La Presidenta estaba desafiante el miércoles a la noche. Flanqueada por los principales miembros de su gabinete, negó acusaciones de haber actuado mal y dijo que los argumentos a favor del juicio político carecían de fundamento. “Este pedido es injustificado. No cometí actos ilícitos”, dijo.
