Todo estaba cuidadosamente diseñado para que la reelección del presidente Danilo Medina y de casi todos los congresistas y alcaldes se produjera de manera “contundente”, de modo que fuera aceptado tranquilamente por todo el mundo.

Es un hecho: Danilo ha sido reelecto, se impuso, por eso vale la pena analizar cómo lo hizo y qué puede hacer la oposición desde ahora para impedir que en 2020 este “líder” no se sirva otro “suculento” tiburón podrido.
El candidato oficialista lo tenía todo a su favor, veamos:

1- Una oposición dispersa, más por ego y falta de visión política que por otra cosa.
2-Más del 70 % de los fondos que por ley debe entregar la Junta a los partidos.
3-Una batería de periodistas, “analistas independientes” y opinadores muy bien pagados, varios de ellos con cargos diplomáticos que abandonaron para permanecer en el país haciendo campaña.

4- Una JCE a sus pies, y cuyo presidente se comportó antes, durante y después de los comicios como un cuadro morado, no como un árbitro.

5- El 23 % del electorado inscrito en la nómina pública, y cuando no en uno o varios de los planes de asistencia del Gobierno.

6.-Una flotilla de vehículos todoterreno a muchos de las cuales los forraron con propaganda reeleccionistas y les quitaron la placa para ocultar que pertenecen a instituciones del Estado.

La oposición y la ciudadanía en general, a través del pago de impuestos costeó cada galón de gasolina que quemaron los caravaneros morados. El despilfarro fue tal que en algunas caravanas del PLD había más yipetas que motores. ¡Un asco!

7.- Una cantidad inimaginable de millones de pesos en efectivo dispuesta para comprar cédulas el mismo día de las elecciones.

8.-Equipos electrónicos que al parece estaban programados para fallar siempre a su favor, como el peso en los colmados mañosos.

A esto sume todo tipo de tramposería, como alteración de actas, urnas violadas, contar votos de menos a la oposición y de más a los suyos. El ejemplo más vulgar es el de Santo Domingo Este.

Juan Bosch lo llamaría “un matadero electoral”. La oposición habla de un “fraude colosal”.

Sin embargo, hay lecciones que aprender de este proceso, y la primera es que ante un enemigo más poderoso se impone echar a un lado los egos y las mezquindades y dar paso a la unidad (Sun Tzu). Ante una oposición unida, Danilo y el PLD no irían cómodos, ni obtenido mayoría absoluta en el Congreso. La oposición hubiera ganado la mayoría de las alcaldías, pese al fraude.

La segunda gran lección es que los peledeístas están aferrados al poder y dispuestos a hacer cualquier cosa para mantenerlo, sin escrúpulos. En el PLD ya no hay principios, sino intereses económicos.

Y tercero: que no se puede ir a un pleito con el árbitro en contra. Esto último debe asimilarlo no solo la oposición… si es que queremos avanzar por el sendero de la democracia.

Aprendamos, porque persistir en los errores es como llamar y llamar al diablo, para después llorar cuando llegue.