Una de las particularidades más interesantes que se produjeron en la Asamblea de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) recién celebrada en la ciudad de Denver, en la que participé en representación de EL DÍA, fue la atención que se puso a las violaciones cometidas por los Estados Unidos en perjuicio de derechos humanos fundamentales, y las consiguientes voces de censura que se escucharon.
Mucha gente piensa que la SIP es una organización genuflexa ante los Estados Unidos, pero las críticas vertidas con toda franqueza en Denver pusieron en evidencia la independencia de dicha entidad.
Hubo un debate profundo y global sobre las técnicas de espionaje del gobierno de los Estados Unidos y su impacto sobre la libertad de prensa, con énfasis en el caso de Edward Snowden, el excontratista de la Agencia Nacional de Seguridad que se encuentra asilado temporalmente en Rusia tras haber develado un complejo y masivo sistema de espionaje de comunicaciones telefónicas y electrónicas a cargo de dicha agencia, en perjuicio tanto de los ciudadanos como de gobiernos extranjeros.
También se llevó a cabo una teleconferencia desde Brasil con el periodista Glenn Greenwald, quien destapó el caso Snowden.
Este destacó como la responsabilidad periodística puede desafiar los excesos del gobierno y cuáles fueron los efectos del caso Snowden sobre la confianza del público en la prensa.
En pocas palabras, esta reunión de la SIP sirvió para poner muchas cosas en su lugar y para reafirmar la importancia de la prensa libre para la preservación de toda sociedad democrática.