La actividad industrial china creció en febrero, según cifras oficiales publicadas este miércoles, en una muestra de la fortaleza de la economía de la segunda potencia mundial, mientras Pekín intenta llevar a cabo un difícil transición económica.
El índice gerente de compras (PMI) fue de 51,6 puntos en febrero, según el Buró Nacional de Estadísticas (NBS).
Los expertos consultados por Bloomberg esperaban un índice de 51,2, aunque este fue superior al del mes previo, de 51,3.
Una cifra superior a 50 indica una expansión de la actividad manufacturera y una inferior pone en evidencia una contracción.
El crecimiento de la actividad industrial estuvo liderado por un repunte de la demanda internacional y doméstica, junto con una mejora sostenida de la producción de equipamientos tecnológicos, según dijo en un comunicado el analista de la NBS Zhao Qinghe.
El Congreso Nacional del Pueblo se celebra este fin de semana y se espera que los líderes rebajen ligeramente los objetivos de crecimiento de China para este año.
La economía china creció solo un 6,7% en 2016, su índice más bajo en 25 años. Pekín asegura que quiere reorientar la economía, abandonando las inversiones basadas en la deuda y llevándola hacia un modelo impulsado por el consumo, aunque la transición supone un auténtico reto.