Japón verterá este año al mar más de un millón de toneladas de agua contaminada procedente de la destruida central nuclear de Fukushima.
Las aguas han sido tratadas y presentan unos niveles de radioactividad que están dentro de lo previsto por la legislación nacional, aseguraron las autoridades niponas.
Pese a que el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) afirmó que la medida es segura, los países vecinos han expresado su preocupación.
La catástrofe de Fukushima de 2011 fue el peor accidente nuclear desde el registrado en la central ucraniana de Chernóbil, en 1986.
El desmantelamiento de la planta, la cual fue destruida por el tsunami que provocó el gran terremoto de 2011, ya ha comenzado, pero podría llevar cuatro décadas.
Con fecha en el calendario
«Esperamos que el vertido se produzca en algún momento entre la primavera y el verano«, declaró el viernes el secretario jefe del Gabinete, Hirokazu Matsuno, quien añadió que el gobierno esperará a recibir un «informe exhaustivo» del OIEA antes de realizar el vertido.
Cada día, la central produce 100 metros cúbicos de agua contaminada, que es una mezcla de agua subterránea, agua de mar y agua utilizada para mantener fríos los reactores.
El líquido se filtra y se almacena en tanques. Sin embargo, con más de 1,3 millones de metros cúbicos en las instalaciones, el espacio de almacenamiento se está agotando.
La mayoría de los isótopos radiactivos han sido filtrados del agua, pero el nivel de tritio está por encima de la norma nacional, admitieron desde la empresa Tepco, la cual operaba la central accidentada.
Los expertos afirman que el tritio es muy difícil de eliminar del agua y sólo es perjudicial para el ser humano en grandes dosis.
Críticas desde dentro y fuera
Sin embargo, los países vecinos y los pescadores locales se oponen a la propuesta, aprobada por el gobierno japonés en 2021.
El Foro de las Islas del Pacífico ha criticado a Japón por falta de transparencia.
«Los pueblos del Pacífico son pueblos costeros, y el océano sigue siendo parte fundamental de su modo de vida, de subsistencia», declaró el secretario general del organismo regional, Henry Puna, a la web de noticias Stuff.
«Japón está incumpliendo el compromiso al que llegaron sus líderes cuando celebramos nuestra cumbre de alto nivel en 2021», dijo.
«Se acordó que tendríamos acceso a todas las pruebas científicas independientes y verificables antes de que se produjera este vertido. Por desgracia, Japón no ha cooperado«, agregó Puna.
El 11 de marzo de 2011 el noreste de Japón se vio sacudido por un terremoto de magnitud 9,0 en la escala de Richter, el seísmo desencadenó a continuación un tsunami gigante.
Las olas golpearon la central nuclear de Fukushima Daiichi, inundando tres de sus reactores y desencadenando una gran catástrofe.
Las autoridades establecieron una zona de exclusión que fue creciendo a medida que se filtraba radiación de la central, lo que obligó a evacuar a más de 150.000 personas de la zona. La zona de exclusión hoy sigue en pie.