Nordhaus ha argumentado que el cambio climático debe considerarse un "bien público global", como la salud pública o los acuerdos comerciales internacionales y, por consiguiente, regularlo, pero no a través de una estrategia de mando y control.
ESTOCOLMO.-Dos estadounidenses han sido galardonados con el premio Nobel de Economía, uno por sus investigaciones sobre la integración del cambio climático en los análisis macroeconómicos, y el otro por el estudio de los efectos macroeconómicos de la innovación tecnológica.
La Real Academia Sueca de las Ciencias anunció el lunes que William Nordhaus, de la Universidad de Yale, y Paul Romer, de la Universidad de Nueva York, eran los ganadores del premio de 9 millones de coronas suecas (1,01 millones de dólares).
El trabajo de Romer «explica cómo las ideas son diferentes a otros bienes y requieren condiciones específicas para desarrollarse en el mercado», dijo la academia.
Una investigación previa de macroeconomía, se había concentrado en la innovación tecnológica como propulsor del crecimiento, pero no había detallado cómo las condiciones del mercado y las decisiones económicas afectan la creación de nuevas tecnologías, agregó.
En la década de 1990, Nordhaus fue el primero en crear un modelo que «describe la interacción mundial entre la economía y el clima», dijo la academia. Demostró que «el remedio más eficaz para los problemas causados por los gases invernadero es un sistema global de impuestos a la emisión de carbón».
El premio lo recibe un día después de que un panel internacional de científicos publicara un reporte que detalla cómo el clima, salud y ecosistemas de la Tierra estarían en mejor forma si los líderes mundiales limitaran de alguna forma el calentamiento causado por humanos a sólo medio grado Celsius (0,9 grados Fahrenheit) a partir de ahora, en lugar del doble acordado a nivel mundial.
Nordhaus ha argumentado que el cambio climático debe considerarse un «bien público global», como la salud pública o los acuerdos comerciales internacionales y, por consiguiente, regularlo, pero no a través de una estrategia de mando y control.
En su lugar, al acordar un precio global para quemar carbón que refleje su costo total, esta causa primaria del aumento en las temperaturas puede ser negociada y gravada, para que las fuerzas del mercado trabajen en el problema.
Desde entonces, muchos economistas han apoyado la idea de gravar el carbón y utilizar su palanca financiera para influenciar la conducta social.
Sin embargo, adoptar el marco legal regulatorio a una escala global ha sido un reto complicado, y los líderes políticos del mundo no logran solucionarlo, dijo el mes pasado Antonio Guterres, secretario general de la ONU.