Tati

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Tati

Pedro Ángel, director de Resumen de salud.

A esa rubia la conozco desde que estaba en la uni, fue la primera compañera al lado de mi butaca en el Colegio Universitario (CU). En ese tiempo me llamó la atención la timidez mezclada con su intrepidez, y lo fluido de su conversación provinciana apaciguada, cosa extraña, en los monasterios donde intentó de monja.

Siempre ha sido crítica. Muy crítica hasta el tuétano, y siempre ha llevado dolores del alma en el ejercicio de más de 20 años como reportera en la fuente de salud, donde la falta de un medicamento o una cama le saca lágrimas profundas.

Jondo, como tristes quejíos moros del Al Andalus. Así es su clamor y crítica en un nuevo libro que saca la luz en el punto más oscuro del sistema de salud dominicano, donde 50 pesos de cada 100 lo gasta el paciente de su bolsillo. O lo que es lo mismo, donde te empobreces con enfermedades fácilmente curables y prevenibles.

En el sistema el paciente dejó de serlo, ahora es cliente. Poco le faltó para decir que hay médicos que operan mujeres para cambiar lujosas yipetas y que los ilegales copagos costean amantes sacadas de alcobas seguras.

Altagracia Ortiz Gómez, hija de dos buenos padres del campo, Goya y Guanchón, del tiempo en que valían más la palabra que exposiciones de bienes y teneres. Ama de casa y agricultor. Nacida en Chinguelo, comunidad montañosa de la Cordillera Septentrional, donde se produce cacao, víveres y gente buena, en la provincia Duarte.

Tati, como les decimos su amigos cercanos y familiares, puso en circulación un libro muy crítico sobre el sistema de salud, el más duro o el único, salido de su experiencia del reportero que mira las cosas con ojos de duda profunda.

El Comercio del Dolor, su obra, le da a todo el mundo su pedazo, es justa en la crítica: a los médicos por su consabida indolencia, al sistema por la negación de coberturas y a las autoridades que no reordenan lo que deben reordenar para que la gente no muera en espera de una cama o un medicamento o venda lo que no tiene para sanar enfermedades.

El libro tiene más de 200 páginas. Es una catarata de críticas y es la segunda vez que Tati se atreve. Su primera voz bibliográfica fue dura también, con En cuidados intensivos, una crítica al sistema de salud.

Ganada la nombradía de Decana del Periodismo de Salud, junto a su colega Doris Pantaleón, la rubia que todos queremos se hará de odiar por muchos con este puntazo en la llaga. Duele, sí, duele; pero ella es así: nunca ha callado esa pluma para decir las cosas como son para que este país tan bello mejore su sistema de salud.

Lo tengo en mis manos y lo voy a leer. Y lo tienen en la Cuesta para los que me quieran acompañar.



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