El amor todo lo puede

No me considero un hombre de Fe, ni de Esperanza. Son dos gracias que no he recibido.
Pero el amor ha llenado mi vida y me consuela que el Amor las trasciende. Existirá un tiempo -y digo tiempo analógicamente- donde no será necesaria la Fe y la Esperanza, ya que todo será amor.
La antítesis del amor no es el odio, como ingenuamente muchos piensan. Lo opuesto al amor es el egoísmo. El egoísmo es la cerrazón sobre sí mismo, es la búsqueda de la riqueza, el poder y el placer, como alimentos al ego. Es la negación del otro -y del Otro- como imperativo del existir. Se es egoísta por miedo a perderse a sí mismo, por temor a no ser reconocido.
Frente a la muerte, única realidad común de todo existente, el egoísmo resulta impotente, contradictorio, fruto de una mente y un corazón irreflexivos, temerosos. Quien sólo se preocupa de sí ya murió y mata. Mata a quienes le demandan su servicio, su entrega, su amor.
Quien ama, en cambio, reconoce la gratitud de su existir como acto de amor y vive. Vive con intensidad, crece y fertiliza.
El amor es la única acción que trasciende la muerte, le quita la última palabra.
Los males de nuestra sociedad, de toda sociedad, se explican por que el egoísmo es su savia patológica.
Es el corazón del capitalismo, el motor del poder político autoritario y la médula de los modelos sociales que tienen como norte el enriquecimiento.
Únicamente el amor nos salva como individuos y sociedad.