Balaguer esperó en cabina de un helicóptero que “colgaba de una mata”, mientras el aparato era reparado después de un raro accidente

Balaguer esperó en cabina de un helicóptero que “colgaba de una mata”, mientras el aparato era reparado después de un raro accidente

Balaguer esperó en cabina de un helicóptero que “colgaba de una mata”,  mientras el aparato era reparado después de un raro accidente

“A Balaguer le cuida algo y no es nada bueno, ese hombre tiene más vida que un gato”, expresó Noy luego de leer un libro del fenecido diputado reformista, doctor Juan Esteban Olivero, político tamayense cercano al líder reformista.

Y es que, esperar sentado tranquilamente dentro de la cabina de un helicóptero hasta que el aparato sea reparado, mientras cuelga de un árbol, entre bayahondas y guazabaras, después de sufrir un extraño accidente, no es un hecho común ni que le pase a todo el mundo.

Hay que tener “una flema inglesa” para asumir ese comportamiento.

La noticia sobre este accidente que sufrió el ex presidente Joaquín Balaguer en el Sur Profundo tuvo poca publicidad. La gente conoció más el accidente que el ex mandatario sufrió en Villa Altagracia, ya que con este caso se puso en riesgo de manos de sectores militares la seguridad del Estado y el control del poder político-administrativo del país.

Por ejemplo, el incidente de Villa Altagracia llevó al mayor Polanquito que era entonces “el peluquero oficial del Presidente” a intentar el control del Palacio y del gobierno. Éste había dado por seguro que Balaguer había muerto en dicho accidente y a partir de ahí tramó asumir el gobierno mediante un levantamiento militar.

Pocos dominicanos saben o recuerdan que, además del accidente de Villa Altagracia, Balaguer tuvo otro incidente en un helicóptero, esta vez en el Sur Lejano. Después de que se conoció que el ex presidente esperó dentro de la cabina de un helicóptero que colgaba de un árbol, en tanto el aparato era reparado, la gente se pregunta ¿era Balaguer un moriviví?.

A propósito, ¿es Balaguer quizá el único ser dominicano que ha sobrevivido a dos desplomes de helicópteros? ¿Intervino realmente su fe en la Virgen de la Altagracia para que él haya sobrevivido?

Y ¿a quién se le ocurre esperar dentro de un helicóptero a que reparen el aparato, en tanto el mismo colgaba de un árbol?

“Durante los veintidós años de gobierno del doctor Balaguer, quedó claro que es un temerario adicto a los vuelos en helicópteros”, narra el ya fenecido diputado del Partido Reformista oriundo de Tamayo, doctor Juan Esteban Olivero, en su libro “Balaguer…anecdotario de humor político”.

Contó Olivero que “en ocasión de una inauguración de obras públicas en Puerto Plata le sorprendió la noche (en esta ciudad) a la hora de regreso, se había anunciado tiempo de turbulencia entre Santiago y Villa Altagracia; pero fiel a su estilo no cambió de montura y abordó su helicóptero y despegó raudo hacia Santo Domingo”.

El aparato en que iba el ex mandatario estaba “flanqueado por el helicóptero escolta que siempre lo acompañaba, ocupado por el coronel Saturnino Ramírez, el mayor Polanquito, peluquero oficial del Presidente, en otros, todos del Ejército Nacional y de la escolta presidencial”.

“En los alrededores de Villa Altagracia el mal tiempo arrecia y la nave en que viajaba el Presidente sufrió una aparatosa caída, de la cual salvaron milagrosamente la vida el mandatario y sus acompañantes”.

Lo que se dijo entonces fue que mientras eso ocurría, el helicóptero de la escolta logró aterrizar próximo a la zona del desastre. “El coronel Saturnino Ramírez penetró monte adentro en busca de los accidentados. En tanto, el mayor Polanquito, “dando por un hecho la muerte del Presidente Balaguer, no se detuvo a recoger el “el cadáver” y levantó vuelo hacia Santo Domingo, directamente al palacio presidencial”.

“Una vez instalado en la sede central del gobierno, el astuto mayor comenzó a tomar medidas y a dictar disposiciones de Estado. Se tomaron todas las puertas de acceso al Palacio; se apostaron tanquetas de asalto y armas propias de situaciones de zafarrancho”.

Polanquito ordenó llamar a Palacio a algunos miembros de la alta oficialidad de las Fuerzas Armadas, a quienes propondría crear un gobierno de facto. Entre estos militares estaba un alto oficial del Lejano Sur que era de su íntima confianza, a quien le informó “la trágica muerte del Presidente” y le ofreció la constitución de un gobierno de facto en el que él se reservaba un papel protagónico.

El alto oficial sureño, que no quiso ser “tonto útil” y dando muestra de su veteranía militar, le dijo a Polanquto: “Antes de contar conmigo necesito ver el cadáver del Dr. Balaguer”.

En tanto se hacían los preparativos para formar el nuevo gobierno y siendo aproximadamente las once de la noche, el Presidente de la República, doctor Joaquín Balaguer, llega a Palacio en cuerpo de camisa y se dirige al país por la televisora oficial informando los detalles de lo acontecido, “y dando gracias a Dios y a la Virgen de la Altagracia por su supervivencia”.

Se cuenta que el mayor Polanquito -y así lo refirió el ex diputado Olivero- cayó en desgracia, se le destituyó de su oficio de peluquero oficial del Presidente “y creo que sus huesos fueron a dar por un tiempo a la chirona”.

El primer accidente de Balaguer

En la otra oportunidad, Balaguer viajó a Villa Jaragua, provincia Bahoruco (Neyba) donde acudió a inaugurar un barrio de cien casas.

“-Se inauguró el barrio, se entregaron las casas y se dejaron algunas para atender las rebatiñas de los políticos”, refiere Olivero.

Relató que Balaguer recibió comisiones y escuchó los chismes de representantes políticos y como a la una de la tarde se despidió, “se montó en su helicóptero que estaba en un helipuerto improvisado en la escuela Anacaona de Jaragua”.

-“Lo vimos en el aire, bordeando la cordillera de Neiba con rumbo hacia la capital”, describió Olivero, y agregó: -“No habían transcurrido cinco minutos, y todos estábamos aún reunidos allí, comentando y celebrando nuestro diálogo directo con el jefe del Estado cuando vemos que se devuelve el helicóptero custodia, o franqueador del presidencial y aterriza en el helipuerto improvisado, sorprendiéndonos”.

Rememoró que desde allí descendieron Campeche y Polanquito (esto fue en este primer accidente). “Y no nos da tiempo a reunirnos con ellos para saber qué pasaba porque despegaron de nuevo y alguien nos enteró que el helicóptero del Presidente se accidentó y se precipitó en una finca de Guayacanal, llena de bayahondas y guasábaras”.

Coincidió que la finca -según señaló el legislador ya fallecido-, era propiedad de una figura tradicional de Jaragua llamado Yito Pérez, un hombre legendario hijo del tenebroso general Del Monte Carnavá.

“Salimos precipitadamente hacia el lugar de los acontecimientos, pensando lo peor, y al llegar al sitio no vemos al Presidente, pero sí el helicóptero, que ni siquiera llegó a tierra, quedó enganchado en unas matas de bayahonda”, expuso, y dijo preguntó: ¿Qué es lo que pasa Saturnino? ¿Dónde está el Presidente? Y entonces, éste me dice: “No pasa nada. El Presidente está encaramado en el helicóptero y no ha querido bajar, está allá arriba y el aparato no acaba de caer”.

“El presidente estaba en el helicóptero, junto con Marianita Binét; no quiso bajar de allí, y la máquina agarrada por aspas y aletas, sobre unas matas de bayahonda. Se quedaría allí hasta que lo arreglaran y pudiera volar de nuevo”.

Olivero dijo que los seguidores del líder reformista hicieron vela allí hasta que se reparó el helicóptero y voló hacia Santo Domingo, “sin que (los allí presentes) viéramos a Balaguer”. “Cuando todos presentimos que podía suceder lo peor, parece que la virgencita de La Altagracia, en la que él tanto cree, al igual que todo el pueblo dominicano, lo llevó sano y salvo de regreso a Santo Domingo”.

Primero, el accidente ocurrido en Villa Jaragua de Neyba, y luego el de Villa Altagracia, pero como dice Olivero, desde esta primera caída el doctor Balaguer “dio muestra de la frialdad de sus nervios”.

*El autor es periodista.



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