“Ya no quiero la vida porque me la quitaron”

“Ya no quiero la vida porque me la quitaron”

“Ya no quiero la vida porque me la quitaron”

Elpidio Sánchez y Carmen Baldera lloraban ayer a su hija primogenita ultimada de un disparo.

Santo Domingo.-“Ya no quiero vida”, lloraba desconsolado ayer el padre de la joven Geraldine Sánchez, de 28 años, quien fue ultimada el viernes por su expareja frente al lugar donde trabajaba la víctima.

Luego de enterrar los restos de su hija, Elpidio Sánchez, solo pedía justicia mientras lloraba en la sala donde en ocasiones se sentaba con su primogénita.

Sánchez, quien es licenciada en Administración de Empresas, fue sepultada en el cementerio Cristo Redentor, ubicado a dos kilómetros de su residencia en el sector Los Girasoles III.

Allí se vivieron escenas de dolor, ya que sus parientes no asimilaban su pérdida y menos que províniera de su pareja.
“No puede haber un abogado que defienda una persona así. Mira como dejó a ese niño tan hermoso sin su mamá”, repetía el padre de la víctima.

Debido al asedio de su verdugo, Geraldine se vio en la obligación de ponerle una orden de alejamiento, lo que no fue suficiente para que Martín Batista la ultimara de forma despiadada. Ambos tenían varios meses separados, pero el víctimario continuaba tras la joven.

“Te escribo ahora”, fue la última frase que escribió Sánchez a una de sus hermanas horas antes de ser ultimada por su ex pareja.

“Ella era mi alegría”, expresó Glorys Sánchez.

La Oficina de Atención Permanente de la provincia Santo Domingo envió ayer a Batista Ogando a la cárcel de Azua con un año de prisión preventiva.

Alejamiento.

Según relacionados a la familia, recientemente el victimario le había solicitado a Geraldine que le retirara la orden de alejamiento.

Superioridad.

Martín Batista exhibía una vida de lujos y superioridad frente a la víctima, a quien subestimaba por su estatus económico.



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