Volver a casa

Dilenia Cruz

Hoy estoy en Santiago, República Dominicana. Fascinada con el desarrollo estructural de la ciudad. Decenas de nuevas y modernas edificaciones. Una ciudad que invita a quedarse. Los ciudadanos atribuyen muchos de estos cambios a la administración del actual alcalde. Aseguran que los servicios sanitarios, recogida de la basura, suministro de agua potable y electricidad también han mejorado.

Se aprecian negocios nacionales e internacionales, muchos de los cuales han estado aquí por décadas, pero también es válido destacar que el sector de Los Jardines Metropolitanos -que fuera una zona básicamente residencial- hoy en día es la meca de los restaurantes, en especial para los más jóvenes amantes de la gastronomía internacional con calidad.

Santiago, que tradicionalmente fuera la zona productora de alimentos agrícolas y más tarde incursionara en la zonas francas para suministrar mano de obra a las industrias norteamericanas, hoy es una ciudad de servicios que incluyen el turismo.

La Hidalga se globalizó. Aquí puedes encontrar todo y un poco más que lo que te ofrecen las grandes metrópolis: hoteles de primera, centros de diversión, modernos supermercados y prestigiosas marcas. Estoy extasiada con el espíritu de crecimiento de la sociedad. El ánimo de la gente es más dinámico y alegre que hace unos años. Sin embargo, como dirían ahora: ¿y la seguridad ciudadana “pa’ cuando”? ¿Y la estabilidad del dólar pa´cuando? ¿ Toda esta inversión no es sustentable a largo plazo si los sistemas económico, judicial y de seguridad nacional no actúan de la mano con los empresarios, y la comunidad en sentido general.

Esta es nuestra ciudad, nuestra economía, nuestro país y es nuestro deber ciudadano y patrio cuidarlos y garantizar que la economía y seguridad ciudadana y los valores morales sean respetados.