Violencia y población carcelaria disminuyendo

Violencia y población carcelaria disminuyendo

Violencia y población carcelaria disminuyendo

Carlos Salcedo.

Con solo el 8 % de la población mundial Latinoamérica tiene más del 30 % de los homicidios cometidos a nivel mundial (Homicide Monitor). Desde hace 5 años República Dominicana experimenta una tendencia de disminución de la cantidad de homicidios por cada 100,000 habitantes.

Actualmente tenemos una tasa de homicidios del 15.8 %, según las estadísticas del Ministerio de Interior y Policía.

Si miramos el gráfico histórico por continentes a escala global nos damos cuenta que, aun en los lugares más violentos del mundo, el nivel de violencia no pasa del 3 % de la población (HomicideRate Monitor 2015).

Esto con relación a los periodos sin Estados modernos y democráticos como los conocemos hoy, donde los niveles de violencia podían llegar al 90 % de la población (Steven Pinker,The BetterAngels of OurNature, 2016).

En el caso dominicano la violencia está por debajo del 1 % de la población. Aunque estos datos pueden sorprendernos, la nuestra es la más pacífica de todas las civilizaciones de la historia.

Además, no podemos negar que las reformas institucionales, la revolución de derechos fundamentales, el fortalecimiento del Estado de derecho, la creación de riquezas y oportunidades para todos han dado sus resultados, aunque persistan grandes desigualdades, pobrezas estructurales y retos en todas estas áreas.

De ahí que con la fuerza social y gobiernos seriamente comprometidos podemos aspirar a vivir en una sociedad sin violencia.

Otra tendencia es la disminución de la población carcelaria desde hace dos años en la República Dominicana. Somos el único país de la región con esta propensión.

Ello se debe a la implementación de los programas de educación y formación del nuevo modelo penitenciario (Sistema nuevo modelo penitenciario 2017).

Es importante que los picos de criminalidad periódicos que se reflejan cada cierto tiempo en el país no nos desenfoquen de las políticas públicas que han dado resultados positivos.

Pero debemos dejar a un lado las que posponen que pasemos de una sociedad proconflictiva a una no conflictiva.

Si queremos seguir avanzado hacia una sociedad no violenta debemos poner la mirada en las políticas y reformas que han marcado una línea hacia la pacificación social y la no reincidencia de quienes delinquen.



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